34 »En cuanto a la leña, echamos suertes entre nosotros los sacerdotes, los levitas y el pueblo en general, según nuestras familias, para determinar a quiénes les tocaría llevar, en los tiempos fijados cada año, la contribución de la leña para el Templo del Señor nuestro Dios, para que ardiera en su altar, como está escrito en la Ley.

35 »Además nos comprometimos a llevar cada año al Templo del Señor las primicias del campo y de todo árbol frutal; 36 también a presentar nuestros primogénitos y las primeras crías de nuestro ganado, tanto de las vacas como de las ovejas, ante los sacerdotes que sirven en el Templo de nuestro Dios, como está escrito en la Ley.

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