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Después, el sacerdote debe asegurarse de que quemen la vaca completamente, incluso los ojos, la piel, la carne, y también la sangre y el estiércol. Enseguida, el sacerdote tomará madera de cedro, hisopo y tela roja, y los echará al fuego en que esté ardiendo la vaca. Luego, el sacerdote debe lavar sus ropas y bañarse todo el cuerpo. Después de todo esto, él podrá regresar al campamento, pero permanecerá impuro hasta el atardecer.

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