Lucas 14:25-15:32
La Biblia de las Américas
El costo del discipulado
25 Grandes multitudes le acompañaban; y Él, volviéndose, les dijo: 26 Si alguno viene a mí, y no aborrece[a] a su padre y madre, a su mujer e hijos, a sus hermanos y hermanas, y aun hasta su propia vida, no puede ser mi discípulo(A). 27 El que no carga su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo(B). 28 Porque, ¿quién de vosotros, deseando edificar una torre, no se sienta primero y calcula el costo, para ver si tiene lo suficiente para terminarla? 29 No sea que cuando haya echado los cimientos y no pueda terminar, todos los que lo vean comiencen a burlarse de él, 30 diciendo: «Este hombre comenzó a edificar y no pudo terminar». 31 ¿O qué rey, cuando sale al encuentro de otro rey para la batalla, no se sienta primero y delibera si con diez mil hombres es bastante fuerte como para enfrentarse al que viene contra él con veinte mil(C)? 32 Y si no, cuando el otro todavía está lejos, le envía una delegación[b] y pide condiciones de paz. 33 Así pues, cualquiera de vosotros que no renuncie a todas sus posesiones, no puede ser mi discípulo(D). 34 Por tanto, buena es la sal, pero si también la sal ha perdido su sabor, ¿con qué será sazonada(E)? 35 No es útil ni para la tierra ni para el muladar; la arrojan fuera. El que tenga oídos para oír, que oiga(F).
Parábola de la oveja perdida
15 Todos los recaudadores de impuestos[c](G) y los pecadores se acercaban a Jesús[d] para oírle; 2 y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Este recibe a los pecadores y come con ellos(H).
3 Entonces Él les refirió esta parábola, diciendo: 4 ¿(I)Qué hombre de vosotros, si tiene cien ovejas y una de ellas se pierde, no deja las noventa y nueve en el campo[e] y va tras la que está perdida hasta que la halla? 5 Al encontrarla, la pone sobre sus hombros, gozoso; 6 y cuando llega a su casa, reúne a los amigos y a los vecinos, diciéndoles: «Alegraos conmigo, porque he hallado mi oveja que se había perdido». 7 Os digo que de la misma manera, habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentimiento.
Parábola de la moneda perdida
8 ¿O qué mujer, si tiene diez monedas de plata[f] y pierde una moneda, no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado hasta hallarla? 9 Cuando la encuentra, reúne a las amigas y vecinas, diciendo: «Alegraos conmigo porque he hallado la moneda que había perdido». 10 De la misma manera, os digo, hay gozo en la presencia de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente(J).
Parábola del hijo pródigo
11 Y Jesús dijo: Cierto hombre tenía dos hijos; 12 y el menor de ellos le dijo al padre: «Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde(K)». Y él les repartió sus bienes[g](L). 13 No muchos días después, el hijo menor, juntándolo todo, partió a un país lejano, y allí malgastó su hacienda viviendo perdidamente. 14 Cuando lo había gastado todo, vino una gran hambre en aquel país, y comenzó a pasar necesidad. 15 Entonces fue y se acercó[h] a uno de los ciudadanos de aquel país, y él lo mandó a sus campos a apacentar cerdos. 16 Y deseaba llenarse el estómago[i] de[j] las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba nada. 17 Entonces, volviendo en sí, dijo: «¡Cuántos de los trabajadores de mi padre tienen pan de sobra, pero yo aquí perezco de hambre! 18 Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: “Padre, he pecado contra el cielo y ante ti; 19 ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo; hazme como uno de tus trabajadores”». 20 Y levantándose, fue a su padre. Y cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y sintió compasión por él, y corrió, se echó sobre su cuello y lo besó[k](M). 21 Y el hijo le dijo: «Padre, he pecado contra el cielo y ante ti; ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo[l]». 22 Pero el padre dijo a sus siervos: «Pronto; traed la mejor ropa y vestidlo(N), y poned un anillo en su mano(O) y sandalias en los pies; 23 y traed el becerro engordado, matadlo, y comamos y regocijémonos; 24 porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado(P)». Y comenzaron a regocijarse. 25 Y su hijo mayor estaba en el campo, y cuando vino y se acercó a la casa, oyó música y danzas. 26 Y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era todo aquello. 27 Y él le dijo: «Tu hermano ha venido, y tu padre ha matado el becerro engordado porque lo ha recibido sano y salvo». 28 Entonces él se enojó y no quería entrar. Salió su padre y le rogaba que entrara. 29 Pero respondiendo él, le dijo al padre: «Mira, por tantos años te he servido y nunca he desobedecido ninguna orden tuya, y sin embargo, nunca me has dado un cabrito para regocijarme con mis amigos; 30 pero cuando vino este hijo tuyo, que ha consumido tus bienes[m] con rameras(Q), mataste para él el becerro engordado». 31 Y él le dijo: «Hijo mío, tú siempre has estado[n] conmigo, y todo lo mío es tuyo. 32 Pero era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este, tu hermano, estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado(R)».
Footnotes
- Lucas 14:26 I.e., en comparación a su amor por Él
- Lucas 14:32 O, embajada
- Lucas 15:1 O, publicanos; i.e., los que explotaban la recaudación de los impuestos romanos
- Lucas 15:1 Lit., El
- Lucas 15:4 Lit., desierto
- Lucas 15:8 Gr., dracmas; una dracma equivalía al salario de un día
- Lucas 15:12 Lit., los medios de vida
- Lucas 15:15 Lit., se unió
- Lucas 15:16 Lit., vientre
- Lucas 15:16 Muchos mss. antiguos dicen: deseaba saciarse de
- Lucas 15:20 Lit., lo besó una y otra vez
- Lucas 15:21 Algunos mss. antiguos agregan: Hazme como uno de tus trabajadores
- Lucas 15:30 Lit., tus medios de vida
- Lucas 15:31 Lit., estás