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Los guerreros de Israel desaparecieron;
    desaparecieron hasta que yo me levanté.
¡Yo, Débora, me levanté
    como una madre en Israel!
Cuando escogieron nuevos dioses,
    llegó la guerra a las puertas de la ciudad,
pero no se veía ni un escudo ni una lanza
    entre cuarenta mil hombres de Israel.
Mi corazón está con los príncipes de Israel,
    con los voluntarios del pueblo.
    ¡Bendito sea el Señor!

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