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Derrota de Israel en Hai

Mas los hijos de Israel fueron infieles en cuanto al anatema, porque Acán, hijo de Carmi, hijo de Zabdi[a], hijo de Zera, de la tribu de Judá, tomó de las cosas dedicadas al anatema(A); y la ira del Señor se encendió contra los hijos de Israel.

Y Josué envió hombres desde Jericó a Hai, que está cerca de Bet-avén(B) al este de Betel, y les dijo[b]: Subid y reconoced la tierra. Y los hombres subieron y reconocieron a Hai. Cuando volvieron a Josué, le dijeron: Que no suba todo el pueblo; solo[c] dos o tres mil hombres subirán[d] a Hai; no hagas cansar a todo el pueblo subiendo allá, porque ellos son pocos. Así que subieron allá unos tres mil hombres del pueblo, pero huyeron(C) ante los hombres de Hai. Y los hombres de Hai hirieron de ellos a unos treinta y seis hombres, y los persiguieron desde[e] la puerta hasta Sebarim, y los derrotaron[f] en la bajada; y el corazón del pueblo desfalleció y se hizo como agua(D).

Entonces Josué rasgó sus vestidos y postró su rostro en tierra delante del arca del Señor hasta el anochecer, él y los ancianos de Israel; y echaron polvo sobre sus cabezas(E). Y Josué dijo: ¡Ah, Señor Dios[g]! ¿Por qué hiciste pasar a este pueblo el Jordán, para entregarnos después en manos de los amorreos y destruirnos? ¡Ojalá nos hubiéramos propuesto habitar[h] al otro lado del Jordán! ¡Ah, Señor! ¿Qué puedo decir, ya que Israel ha vuelto la espalda[i] ante sus enemigos? Porque los cananeos y todos los habitantes de la tierra se enterarán de ello, y nos rodearán y borrarán nuestro nombre de la tierra(F). ¿Y qué harás tú por tu gran nombre?

El pecado de Acán

10 Y el Señor dijo a Josué: ¡Levántate! ¿Por qué te has postrado rostro en tierra? 11 Israel ha pecado y también ha transgredido mi pacto que les ordené. Y hasta han tomado de las cosas dedicadas al anatema, y también han robado y mentido(G), y además las han puesto entre sus propias cosas. 12 No pueden, pues, los hijos de Israel hacer frente a sus enemigos(H); vuelven la espalda[j] delante de sus enemigos porque han venido a ser anatema. No estaré más con vosotros a menos que destruyáis las cosas dedicadas al anatema de en medio de vosotros. 13 Levántate, consagra al pueblo y di: «Consagraos para mañana(I), porque así ha dicho el Señor, Dios de Israel: “Hay anatema en medio de ti, oh Israel. No podrás hacer frente a tus enemigos hasta que quitéis el anatema de en medio de vosotros(J)”. 14 Por la mañana os acercaréis, pues, por[k] tribus. Y será que la tribu que el Señor señale se acercará por familias, y la familia que el Señor señale se acercará por casas, y la casa que el Señor señale se acercará hombre por hombre(K). 15 Y será que el hombre que sea sorprendido con las cosas dedicadas al anatema será quemado(L), él y todo lo que le pertenece, porque ha quebrantado el pacto del Señor, y ha cometido infamia en Israel(M)».

16 Y Josué se levantó muy de mañana, e hizo acercar a Israel por[l] tribus, y fue designada la tribu de Judá. 17 Mandó acercar a las familias de Judá, y fue designada la familia de los de Zera; e hizo acercar a la familia de Zera, hombre por hombre, y Zabdi fue designado. 18 Mandó acercar su casa hombre por hombre; y fue designado Acán[m], hijo de Carmi, hijo de Zabdi, hijo de Zera, de la tribu de Judá(N). 19 Entonces Josué dijo a Acán: Hijo mío, te ruego, da gloria al Señor, Dios de Israel(O), y dale alabanza; y declárame ahora lo que has hecho. No me lo ocultes. 20 Y Acán respondió a Josué, y dijo: En verdad he pecado contra el Señor, Dios de Israel, y esto es lo que he hecho[n]: 21 cuando vi entre el botín un hermoso manto de Sinar y doscientos siclos[o] de plata y una barra de oro de cincuenta siclos de peso, los codicié y los tomé(P); y he aquí, están escondidos en la tierra dentro de mi tienda con la plata debajo.

22 Y Josué envió emisarios, que fueron corriendo a la tienda, y he aquí que el manto estaba escondido en su tienda con la plata debajo. 23 Y los sacaron de la tienda, los llevaron a Josué y a todos los hijos de Israel, y los pusieron delante del Señor. 24 Entonces Josué, y con él todo Israel, tomó a Acán, hijo de Zera, y la plata, el manto, la barra de oro, sus hijos, sus hijas, sus bueyes[p], sus asnos, sus ovejas, su tienda y todo lo que le pertenecía, y los llevaron al valle de Acor(Q). 25 Y Josué dijo: ¿Por qué nos has turbado(R)? El Señor te turbará hoy. Y todo Israel los apedreó[q] y los quemaron después de haberlos apedreado[r]. 26 Y levantaron sobre él un gran montón de piedras que permanece hasta hoy; y el Señor se volvió del furor de su ira. Por eso se ha llamado aquel lugar el valle de Acor[s](S) hasta el día de hoy.

Footnotes

  1. Josué 7:1 En 1 Crón. 2:6, Zimri
  2. Josué 7:2 Lit., dijo, diciendo
  3. Josué 7:3 Lit., como
  4. Josué 7:3 Lit., y herirán
  5. Josué 7:5 Lit., delante de
  6. Josué 7:5 Lit., hirieron
  7. Josué 7:7 Heb., YHWH, generalmente traducido Señor
  8. Josué 7:7 Lit., propuesto y hubiéramos habitado
  9. Josué 7:8 Lit., cerviz
  10. Josué 7:12 Lit., las cervices
  11. Josué 7:14 Lit., por vuestras
  12. Josué 7:16 Lit., por sus
  13. Josué 7:18 En 1 Crón. 2:7, Acar
  14. Josué 7:20 Lit., así y así he hecho
  15. Josué 7:21 Un siclo equivale aprox. a 11.4 gramos
  16. Josué 7:24 O, su ganado
  17. Josué 7:25 Lit., lo apedreó con piedras
  18. Josué 7:25 Lit., y los apedrearon con piedras
  19. Josué 7:26 I.e., dificultad

El pecado de Acán

Pero los hijos de Israel cometieron una prevaricación en cuanto al anatema; porque Acán hijo de Carmi, hijo de Zabdi, hijo de Zera, de la tribu de Judá, tomó del anatema; y la ira de Jehová se encendió contra los hijos de Israel.

Después Josué envió hombres desde Jericó a Hai, que estaba junto a Bet-avén hacia el oriente de Bet-el; y les habló diciendo: Subid y reconoced la tierra. Y ellos subieron y reconocieron a Hai. Y volviendo a Josué, le dijeron: No suba todo el pueblo, sino suban como dos mil o tres mil hombres, y tomarán a Hai; no fatigues a todo el pueblo yendo allí, porque son pocos. Y subieron allá del pueblo como tres mil hombres, los cuales huyeron delante de los de Hai. Y los de Hai mataron de ellos a unos treinta y seis hombres, y los siguieron desde la puerta hasta Sebarim, y los derrotaron en la bajada; por lo cual el corazón del pueblo desfalleció y vino a ser como agua.

Entonces Josué rompió sus vestidos, y se postró en tierra sobre su rostro delante del arca de Jehová hasta caer la tarde, él y los ancianos de Israel; y echaron polvo sobre sus cabezas. Y Josué dijo: ¡Ah, Señor Jehová! ¿Por qué hiciste pasar a este pueblo el Jordán, para entregarnos en las manos de los amorreos, para que nos destruyan? ¡Ojalá nos hubiéramos quedado al otro lado del Jordán! ¡Ay, Señor! ¿qué diré, ya que Israel ha vuelto la espalda delante de sus enemigos? Porque los cananeos y todos los moradores de la tierra oirán, y nos rodearán, y borrarán nuestro nombre de sobre la tierra; y entonces, ¿qué harás tú a tu grande nombre?

10 Y Jehová dijo a Josué: Levántate; ¿por qué te postras así sobre tu rostro? 11 Israel ha pecado, y aun han quebrantado mi pacto que yo les mandé; y también han tomado del anatema, y hasta han hurtado, han mentido, y aun lo han guardado entre sus enseres. 12 Por esto los hijos de Israel no podrán hacer frente a sus enemigos, sino que delante de sus enemigos volverán la espalda, por cuanto han venido a ser anatema; ni estaré más con vosotros, si no destruyereis el anatema de en medio de vosotros. 13 Levántate, santifica al pueblo, y di: Santificaos para mañana; porque Jehová el Dios de Israel dice así: Anatema hay en medio de ti, Israel; no podrás hacer frente a tus enemigos, hasta que hayáis quitado el anatema de en medio de vosotros. 14 Os acercaréis, pues, mañana por vuestras tribus; y la tribu que Jehová tomare, se acercará por sus familias; y la familia que Jehová tomare, se acercará por sus casas; y la casa que Jehová tomare, se acercará por los varones; 15 y el que fuere sorprendido en el anatema, será quemado, él y todo lo que tiene, por cuanto ha quebrantado el pacto de Jehová, y ha cometido maldad en Israel.

16 Josué, pues, levantándose de mañana, hizo acercar a Israel por sus tribus; y fue tomada la tribu de Judá. 17 Y haciendo acercar a la tribu de Judá, fue tomada la familia de los de Zera; y haciendo luego acercar a la familia de los de Zera por los varones, fue tomado Zabdi. 18 Hizo acercar su casa por los varones, y fue tomado Acán hijo de Carmi, hijo de Zabdi, hijo de Zera, de la tribu de Judá. 19 Entonces Josué dijo a Acán: Hijo mío, da gloria a Jehová el Dios de Israel, y dale alabanza, y declárame ahora lo que has hecho; no me lo encubras. 20 Y Acán respondió a Josué diciendo: Verdaderamente yo he pecado contra Jehová el Dios de Israel, y así y así he hecho. 21 Pues vi entre los despojos un manto babilónico muy bueno, y doscientos siclos de plata, y un lingote de oro de peso de cincuenta siclos, lo cual codicié y tomé; y he aquí que está escondido bajo tierra en medio de mi tienda, y el dinero debajo de ello.

22 Josué entonces envió mensajeros, los cuales fueron corriendo a la tienda; y he aquí estaba escondido en su tienda, y el dinero debajo de ello. 23 Y tomándolo de en medio de la tienda, lo trajeron a Josué y a todos los hijos de Israel, y lo pusieron delante de Jehová. 24 Entonces Josué, y todo Israel con él, tomaron a Acán hijo de Zera, el dinero, el manto, el lingote de oro, sus hijos, sus hijas, sus bueyes, sus asnos, sus ovejas, su tienda y todo cuanto tenía, y lo llevaron todo al valle de Acor. 25 Y le dijo Josué: ¿Por qué nos has turbado? Túrbete Jehová en este día. Y todos los israelitas los apedrearon, y los quemaron después de apedrearlos. 26 Y levantaron sobre él un gran montón de piedras, que permanece hasta hoy. Y Jehová se volvió del ardor de su ira. Y por esto aquel lugar se llama el Valle de Acor,[a] hasta hoy.

Footnotes

  1. Josué 7:26 Esto es, turbación.

El pecado de Acán

Pero un miembro de la tribu de Judá, que se llamaba Acán y era hijo de Carmí, nieto de Zabdí y bisnieto de Zérah, tomó varias cosas de las que estaban consagradas a la destrucción, con lo cual todos los israelitas resultaban culpables ante el Señor de haber tomado lo que él había ordenado destruir. Por eso la ira del Señor se encendió contra ellos.

El castigo del pecado: la derrota frente a Ai

Josué había mandado unos hombres desde Jericó, para que fueran hasta Ai, que estaba al oriente de Betel, cerca de Bet-avén, con órdenes de explorar la región. Ellos fueron y exploraron Ai, y al volver le dijeron a Josué: «No hace falta que todo el pueblo ataque Ai, pues dos o tres mil hombres son suficientes para tomar la ciudad. No mandes a todo el pueblo, pues los que defienden la ciudad son pocos.»

Así pues, unos tres mil hombres subieron para atacar Ai. Pero los de Ai los derrotaron y los hicieron huir; mataron como a treinta y seis israelitas, y a los demás los persiguieron desde las puertas de la ciudad hasta las canteras, y en la bajada los destrozaron. Por esta razón la gente se desanimó y perdió el valor.

Josué y los ancianos de Israel rasgaron sus ropas y se echaron polvo sobre la cabeza en señal de dolor; luego se inclinaron ante el arca del Señor tocando el suelo con la frente, hasta la caída de la tarde. Y decía Josué:

—¡Ay, Señor! ¿Para qué hiciste que este pueblo pasara el río Jordán? ¿Acaso fue para entregarnos a los amorreos, y para que ellos nos destruyeran? ¡Ojalá nos hubiéramos quedado al otro lado del Jordán! ¡Ay, Señor! ¿Qué puedo decir, ahora que los israelitas han huido de sus enemigos? Los cananeos y todos los que viven en la región se van a enterar de lo que ha pasado, y nos atacarán juntos, y no quedará de nosotros ni el recuerdo. Entonces, ¿qué será de tu gran nombre?

10 Y el Señor le contestó:

—Levántate. ¿Qué haces ahí, en el suelo? 11 Los israelitas han pecado, y han roto la alianza que yo hice con ellos. Tomaron de las cosas que debieron ser destruidas; las robaron sabiendo que hacían mal, y las han escondido entre sus pertenencias. 12 Por eso los israelitas no podrán hacer frente a sus enemigos. Tendrán que huir de ellos, pues ahora los israelitas mismos merecen ser destruidos. Y si ustedes no destruyen pronto lo que ordené que se destruyera, no estaré más con ustedes. 13 Levántate y convoca al pueblo. Diles que se preparen para presentarse mañana delante de mí, porque yo, el Señor y Dios de Israel, digo así: “Tú, Israel, has tomado lo que debió ser destruido por completo, y mientras no lo destruyas y lo eches fuera de ti, no podrás hacer frente a tus enemigos.” 14 Mañana preséntense todos por tribus, y la tribu que yo señale presentará a cada uno de sus clanes; el clan que yo señale presentará a cada una de sus familias, y la familia que yo señale presentará a cada uno de sus hombres. 15 Y el que tenga en su poder lo que debió ser destruido, será quemado con su familia y con todas sus posesiones, por haber hecho una cosa indigna en Israel y no haber cumplido la alianza del Señor.

El castigo de Acán

16 Al día siguiente, Josué se levantó muy temprano y mandó que la gente se presentara repartida en tribus. Y el Señor señaló a la tribu de Judá. 17 Entonces Josué hizo que la tribu de Judá presentara a cada uno de sus clanes, y fue señalado el clan de Zérah. De entre los de Zérah fue señalada la familia de Zabdí. 18 Cuando los hombres de la familia de Zabdí se acercaron uno por uno, fue señalado Acán, el hijo de Carmí, que era nieto de Zabdí y bisnieto de Zérah, de la tribu de Judá.

19 Entonces Josué le dijo a Acán:

—Hijo mío, da honor y alabanza al Señor y Dios de Israel, diciéndome lo que has hecho. ¡No me lo ocultes!

20 Y Acán le contestó:

—En verdad, confieso que he pecado contra el Señor y Dios de Israel. Esto es lo que hice: 21 Entre las cosas que tomamos en Jericó, vi un bello manto de Babilonia, doscientas monedas de plata y una barra de oro que pesaba más de medio kilo. Me gustaron esas cosas, y me quedé con ellas, y las he enterrado debajo de mi tienda de campaña, poniendo el dinero en el fondo.

22 Josué mandó en seguida unos hombres a la tienda de Acán, los cuales encontraron todo lo que allí estaba escondido, con la plata en el fondo. 23 Lo tomaron y se lo llevaron a Josué y a los israelitas, los cuales se lo presentaron al Señor. 24 Luego se llevaron a Acán al valle de Acor junto con la plata, el manto, la barra de oro, sus hijos y sus hijas, sus bueyes, asnos y ovejas, y su tienda y todo lo que era suyo.

25 Josué le dijo:

—¿Por qué trajiste esta desgracia sobre nosotros? Ahora, que el Señor haga caer sobre ti la desgracia que nos trajiste.

Dicho esto, todos los israelitas mataron a pedradas a Acán y a los suyos, y luego los quemaron. 26 Después pusieron sobre él un gran montón de piedras, que todavía sigue en pie. Por esta razón ese lugar se llama todavía valle de Acor. Así se calmó la ira del Señor contra Israel.

El pecado de Acán

Sin embargo, los israelitas desobedecieron al Señor conservando lo que él había decidido que fuera destinado a la destrucción, pues Acán, hijo de Carmí, nieto de Zabdí y bisnieto de Zera, guardó para sí parte del botín que Dios había destinado al exterminio. Este hombre de la tribu de Judá provocó la ira del Señor contra los israelitas.

La derrota en Hai

Josué envió a unos hombres de Jericó hacia Hai, lugar cercano a Bet Avén, frente a Betel, y les dijo: «Vayan a explorar la tierra». Fueron, pues, a explorar la ciudad de Hai.

Poco después regresaron y dieron el siguiente informe a Josué: «No es necesario que todo el pueblo vaya a la batalla. Dos o tres mil soldados serán suficientes para que tomemos Hai. Esa población tiene muy pocos hombres y no hay necesidad de cansar a todo el pueblo». Por esa razón, solo fueron a la batalla tres mil soldados, pero estos salieron huyendo ante los de Hai. El ejército israelita sufrió treinta y seis bajas, y fue perseguido desde la puerta de la ciudad hasta las canteras. Allí, en una pendiente, fueron vencidos. Como resultado, todo el pueblo se acobardó y se llenó de miedo.

Ante esto, Josué rompió sus ropas y se postró rostro en tierra ante el arca del Señor y permaneció allí hasta la tarde. Los jefes de Israel hicieron lo mismo y echaron ceniza sobre su cabeza.[a] Josué reclamó a Dios:

Señor y Dios, ¿por qué hiciste que este pueblo cruzara el Jordán y luego lo entregaste en manos de los amorreos para que lo destruyeran? ¡Mejor nos hubiéramos quedado al otro lado del río! Dime, Señor, ¿qué puedo decir ahora que Israel ha huido de sus enemigos? Los cananeos se enterarán y llamarán a los pueblos de la región; entonces nos rodearán y nos exterminarán. ¡Qué será de tu gran prestigio para tu nombre!

10 Y el Señor le contestó:

—¡Levántate! ¿Qué haces allí postrado? 11 Los israelitas han pecado y han violado el pacto que concerté con ellos. Se han apropiado del botín de guerra que debía ser destruido y lo han escondido entre sus posesiones. 12 Por eso los israelitas no podrán hacerles frente a sus enemigos, sino que tendrán que huir de sus adversarios. Ellos mismos acarrearon su destrucción. Y, si no destruyen ese botín que está en medio de ustedes, yo no seguiré a su lado.

13 »¡Levántate! ¡Consagra al pueblo! Diles que se consagren para presentarse ante mí mañana y que yo, el Señor, Dios de Israel, declaro: “¡Lo que ordené destruir continúa en medio de ti, Israel! No podrás hacer frente a tus enemigos hasta que hayas destruido esas cosas.

14 »”Mañana por la mañana se presentarán por tribus. La tribu que yo señale por suertes presentará a sus clanes; el clan que el Señor señale presentará a sus familias; y la familia que el Señor señale presentará a sus varones. 15 El que sea sorprendido en posesión del botín de guerra destinado a la destrucción será quemado junto con su familia y sus posesiones, pues ha violado el pacto del Señor y ha causado una gran vergüenza a Israel”».

El castigo de Acán

16 Al día siguiente, muy de madrugada, Josué ordenó que se presentaran una por una las tribus de Israel y la suerte cayó sobre Judá. 17 Todos los clanes de Judá se acercaron y la suerte cayó sobre el clan de Zera. Del clan de Zera la suerte cayó sobre la familia de Zabdí. 18 Josué, entonces, hizo pasar a cada uno de los varones de la familia de Zabdí y la suerte cayó sobre Acán, hijo de Carmí, nieto de Zabdí y bisnieto de Zera. 19 Entonces Josué dijo a Acán:

—Hijo mío, honra y alaba al Señor, Dios de Israel. Cuéntame lo que has hecho. ¡No me ocultes nada!

20 Acán respondió:

—Es cierto que he pecado contra el Señor, Dios de Israel. Esta es mi falta: 21 Vi en el botín un hermoso manto de Sinar,[b] doscientos siclos de plata y una barra de oro que pesaba cincuenta siclos.[c] Los codicié y me apropié de ellos. Entonces los escondí en un hoyo que cavé en medio de mi tienda de campaña. La plata está también allí, debajo de todo.

22 Enseguida, Josué envió a unos mensajeros, los cuales fueron corriendo a la tienda de Acán. Allí encontraron todo lo que Acán había escondido, 23 lo recogieron y se lo llevaron a Josué y a los israelitas, quienes se lo presentaron al Señor.

24 Y Josué y todos los israelitas tomaron a Acán, bisnieto de Zera, y lo llevaron al valle de Acor, junto con la plata, el manto y el oro; también llevaron a sus hijos, sus hijas, el ganado, su tienda de campaña y todas sus posesiones. Cuando llegaron al valle de Acor, 25 Josué exclamó:

—¿Por qué has traído esta desgracia sobre nosotros? ¡Que el Señor haga caer sobre ti esa misma desgracia!

Entonces todos los israelitas apedrearon a Acán y a los suyos, y los quemaron. 26 Luego colocaron sobre ellos un gran montón de piedras que sigue en pie hasta el día de hoy. Por eso aquel lugar se llama valle de Acor.[d] Así aplacó el Señor el ardor de su ira.

Footnotes

  1. 7:6 El acto de romper la ropa y arrojarse polvo y ceniza sobre la cabeza era una costumbre que expresaba profundo dolor y consternación.
  2. 7:21 Sinar. Es decir, Babilonia.
  3. 7:21 doscientos … cincuenta siclos. Es decir, aprox. 2.3 kg … 575 g.
  4. 7:26 En hebreo, Acor significa desgracia.