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El culto verdadero

La palabra del Señor vino a Jeremías, y le dijo:

«Ponte a la entrada de la casa del Señor, y proclama allí esta palabra. Di esto: “Ustedes, los de Judá, que entran por estas puertas para adorar al Señor, escuchen su palabra.”»

Así ha dicho el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel:

«Mejoren sus caminos y sus obras, y yo los haré habitar en este lugar. No se fíen de palabras mentirosas, que dicen: “Templo del Señor, templo del Señor. ¡Éste es el templo del Señor!” Al contrario, si ustedes mejoran su conducta y sus acciones, y si imparten verdadera justicia entre ustedes y sus semejantes, y si no oprimen al extranjero, ni al huérfano ni a la viuda, ni derraman sangre inocente en este lugar, ni se van tras dioses ajenos, para su propio mal, yo los haré habitar en este lugar, en la tierra que les di a sus padres para siempre.

»Lo que veo es que ustedes confían en palabras mentirosas, que para nada les sirven. Hurtan, matan, adulteran, juran falsamente, le queman incienso a Baal, y siguen a dioses extraños que nunca antes conocieron. 10 ¿Acaso van a venir a pararse delante de mí en esta casa, donde se invoca mi nombre, para decir que están en libertad de seguir haciendo todas estas cosas repugnantes? 11 ¿Acaso esta casa, donde se invoca mi nombre, es para ustedes una cueva de ladrones?(A) Tomen en cuenta que yo también veo esto.

—Palabra del Señor.

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