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Por la cuesta de Luhit,
los que suben no dejan de llorar.

»Por la pendiente de Horonaim,
los que bajan no dejan de gritar:

“¡Qué desastre hemos sufrido!
¡Sálvese quien pueda!
¡Huyamos como burros salvajes!”

»A los de Moab los tomarán presos,
junto con su dios Quemós,
sus sacerdotes y sus oficiales,
por confiar en su ejército
y en sus muchas riquezas.

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