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pues por la cuesta de Luhit
la gente sube llorando,
porque a la bajada de Horonaim
los enemigos oyen gritos de quebranto.
¡Huid, salvad vuestra vida,
sed como la retama en el desierto!
Por cuanto confiaste en tus bienes
y en tus tesoros,
tú también serás conquistada.
Quemos será llevado en cautiverio,
junto con sus sacerdotes y sus príncipes.

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