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Se oye el llanto de los que suben a Luhit; los enemigos oyen gritar a los que bajan a Joronayin: “¡Huyan, pónganse a salvo! ¡Sean como la retama del desierto!” Tú, Moab, confiaste en tus bienes y en tus tesoros, pero también serás conquistada, y Quemos será llevado en cautiverio, junto con sus sacerdotes y sus príncipes.

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