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En cada ocasión el mensaje fue: Dejen sus malas conductas y abandonen las maldades que están cometiendo. Sólo así pueden seguir viviendo aquí en esta tierra que el Señor les dio a ustedes y a sus antepasados para siempre. No me hagan enojar rindiéndole homenaje a ídolos; pero si me son leales no les haré daño. Pero no quieren escuchar; tercos, me han enfurecido con sus ídolos. Así se han hecho merecedores de todo el mal que se les ha venido encima.

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