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Comisión de Dios a Josué

Sucedió después de la muerte de Moisés, siervo del Señor, que el Señor habló a Josué, hijo de Nun, y ayudante[a] de Moisés, diciendo: Mi siervo Moisés(A) ha muerto; ahora pues, levántate, cruza este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel(B). (C)Todo lugar que pise la planta de vuestro pie os he dado, tal como dije a Moisés. Desde el desierto y este Líbano hasta el gran río, el río Eufrates, toda la tierra de los hititas hasta el mar Grande[b] que está hacia la puesta del sol, será vuestro territorio(D). Nadie te podrá hacer frente[c](E) en todos los días de tu vida. Así como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré ni te abandonaré(F). Sé fuerte y valiente, porque tú darás a este pueblo posesión de la tierra que juré a sus padres que les daría(G). Solamente sé fuerte y muy valiente; cuídate[d] de cumplir toda la ley que Moisés mi siervo te mandó; no te desvíes de ella ni a la derecha ni a la izquierda(H), para que tengas éxito[e] dondequiera que vayas. Este libro de la ley(I) no se apartará de tu boca, sino que meditarás en él día y noche, para que cuides[f] de hacer todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino y tendrás éxito[g](J). ¿No te lo he ordenado yo? ¡Sé fuerte y valiente(K)! No temas ni te acobardes, porque el Señor tu Dios estará contigo dondequiera que vayas(L).

Preparativos para cruzar el Jordán

10 Entonces Josué dio órdenes a los oficiales del pueblo, diciendo: 11 Pasad por medio del campamento y ordenad al pueblo, diciendo: «Preparad provisiones para vosotros, porque dentro de tres días cruzaréis el[h] Jordán(M) para entrar a poseer la tierra que el Señor vuestro Dios os da en posesión».

12 (N)Y a los rubenitas, a los gaditas y a la media tribu de Manasés, Josué dijo[i]: 13 Recordad la palabra que Moisés, siervo del Señor, os dio[j], diciendo: «El Señor vuestro Dios os da reposo y os dará esta tierra». 14 Vuestras mujeres, vuestros pequeños y vuestro ganado permanecerán en la tierra que Moisés os dio al otro lado del Jordán; pero vosotros, todos los valientes guerreros, pasaréis en orden de batalla delante de vuestros hermanos, y los ayudaréis, 15 hasta que el Señor dé reposo a vuestros hermanos como a vosotros, y ellos también posean la tierra que el Señor vuestro Dios les da. Entonces volveréis a vuestra tierra[k] y poseeréis lo[l] que Moisés, siervo del Señor(O), os dio al otro lado del Jordán(P) hacia el oriente[m]. 16 Y ellos respondieron a Josué, diciendo: Haremos todo lo que nos has mandado, y adondequiera que nos envíes, iremos. 17 Como obedecimos en todo a Moisés, así te obedeceremos a ti, con tal que el Señor tu Dios esté contigo como estuvo con Moisés(Q). 18 Cualquiera que se rebele contra tu mandato[n] y no obedezca tus palabras en todo lo que le mandes, se le dará muerte; solamente sé fuerte y valiente.

Rahab y los espías de Josué

Y Josué, hijo de Nun, envió secretamente desde Sitim(R) a dos espías, diciendo: Id, reconoced la tierra, especialmente Jericó. Fueron, pues, y entraron en la casa de una ramera que se llamaba Rahab(S), y allí se hospedaron[o]. Y se le dio aviso al rey de Jericó, diciendo: He aquí, unos hombres de los hijos de Israel han venido aquí esta noche para reconocer toda la tierra. Entonces el rey de Jericó mandó decir a Rahab: Saca a los hombres que han venido a ti, que han entrado en tu casa, porque han venido para reconocer toda la tierra. Pero la mujer había tomado a los dos hombres y los había escondido(T), y dijo: Sí, los hombres vinieron a mí, pero yo no sabía de dónde eran. Y sucedió que a la hora de cerrar la puerta, al oscurecer, los hombres salieron; no sé adónde fueron[p]. Id de prisa tras ellos, que los alcanzaréis. Pero ella los había hecho subir al terrado, y los había escondido entre los tallos de lino que había puesto en orden en el terrado(U). Y ellos[q] los persiguieron por el camino al Jordán hasta los vados, y tan pronto como los que los perseguían habían salido, fue cerrada la puerta.

Y antes que se acostaran, ella subió al terrado donde ellos estaban, y dijo a los hombres: Sé que el Señor os ha dado la tierra(V), y que el terror vuestro ha caído sobre nosotros(W), y que todos los habitantes de la tierra se han acobardado[r] ante vosotros. 10 Porque hemos oído cómo el Señor secó el agua del mar Rojo[s] delante de vosotros cuando salisteis de Egipto(X), y de lo que hicisteis a los dos reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán, a Sehón y a Og, a quienes destruisteis por completo[t](Y). 11 Y cuando lo oímos, se acobardó nuestro corazón, no quedando ya valor[u] en hombre alguno por causa de vosotros(Z); porque el Señor vuestro Dios, Él es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra(AA). 12 Ahora pues, juradme por el Señor, ya que os he tratado con bondad, que vosotros trataréis con bondad a la casa de mi padre, y dadme una promesa(AB) segura[v], 13 que dejaréis vivir a mi padre y a mi madre, a mis hermanos y a mis hermanas, con todos los suyos, y que libraréis nuestras vidas[w] de la muerte. 14 Y los hombres le dijeron: Nuestra vida[x] responderá por la vuestra[y], si no reveláis nuestro propósito; y sucederá que cuando el Señor nos dé la tierra, te trataremos con bondad y lealtad[z](AC).

15 Entonces ella los hizo descender con una cuerda por la ventana, porque su casa estaba en la muralla de la ciudad, y ella vivía en la muralla. 16 Y les dijo: Id a la región montañosa, no sea que los perseguidores os encuentren, y escondeos allí por tres días hasta que los perseguidores regresen. Entonces podéis seguir vuestro camino(AD). 17 Y los hombres le dijeron: Nosotros quedaremos libres de este juramento[aa] que nos has hecho jurarte(AE), 18 a menos que[ab], cuando entremos en la tierra, ates este cordón de hilo escarlata a la ventana por la cual nos dejas bajar, y reúnas contigo en la casa a tu padre y a tu madre, a tus hermanos y a toda la casa de tu padre(AF). 19 Y sucederá que cualquiera que salga de las puertas de tu casa a la calle, su sangre caerá sobre su propia cabeza, y quedaremos libres. Pero la sangre de cualquiera que esté en la casa contigo caerá sobre nuestra cabeza(AG) si alguien pone su mano sobre él[ac]. 20 Pero si divulgas nuestro propósito, quedaremos libres del juramento que nos has hecho jurar. 21 Y ella respondió: Conforme a vuestras palabras, así sea. Y los envió, y se fueron; y ella ató el cordón escarlata a la ventana.

22 Y ellos se fueron y llegaron a la región montañosa, y permanecieron allí por tres días, hasta que los perseguidores regresaron. Y los perseguidores los habían buscado por todo el camino, pero no los habían encontrado. 23 Entonces los dos hombres regresaron y bajaron de la región montañosa, y pasaron y vinieron a Josué, hijo de Nun, y le contaron todo lo que les había acontecido. 24 Y dijeron a Josué: Ciertamente, el Señor ha entregado toda la tierra en nuestras manos, y además, todos los habitantes de la tierra se han acobardado[ad] ante nosotros(AH).

El paso del Jordán

Y Josué se levantó muy de mañana; y él y todos los hijos de Israel partieron de Sitim(AI) y llegaron al Jordán, y acamparon allí antes de cruzar. Y sucedió que al cabo de tres días los oficiales pasaron por medio del campamento(AJ); y dieron órdenes al pueblo, diciendo: Cuando veáis el arca del pacto del Señor vuestro Dios y a los sacerdotes levitas llevándola(AK), partiréis de vuestro lugar y la seguiréis. Sin embargo, dejaréis entre vosotros y ella una distancia de unos dos mil codos[ae]. No os acerquéis a ella para saber el camino por donde debéis ir, porque no habéis pasado antes por este camino.

Entonces Josué dijo al pueblo: Consagraos(AL), porque mañana el Señor hará maravillas entre vosotros. Y habló Josué a los sacerdotes, diciendo: Tomad el arca del pacto y pasad delante del pueblo. Y ellos tomaron el arca del pacto y fueron delante del pueblo.

Y el Señor dijo a Josué: Hoy comenzaré a exaltarte a los ojos de todo Israel, para que sepan que tal como estuve con Moisés, estaré contigo(AM). Además, ordenarás a los sacerdotes que llevan el arca del pacto, diciendo: «Cuando lleguéis a la orilla de las aguas del Jordán, os detendréis en el Jordán». Entonces Josué dijo a los hijos de Israel: Acercaos y oíd las palabras del Señor vuestro Dios. 10 Y Josué añadió: En esto conoceréis que el Dios vivo(AN) está entre vosotros, y que ciertamente expulsará[af] de delante de vosotros a los cananeos, a los hititas, a los heveos, a los ferezeos, a los gergeseos, a los amorreos y a los jebuseos(AO). 11 He aquí, el arca del pacto del Señor de toda la tierra(AP) va a pasar el Jordán delante de vosotros. 12 Ahora pues, tomad doce hombres de las tribus de Israel, un hombre de cada tribu(AQ). 13 Y sucederá que cuando las plantas de los pies de los sacerdotes que llevan el arca del Señor, el Señor de toda la tierra, se asienten en las aguas del Jordán, las aguas del Jordán quedarán cortadas, y las aguas que fluyen[ag] de arriba se detendrán en un montón(AR).

14 Y aconteció que cuando el pueblo salió de sus tiendas para pasar el Jordán con los sacerdotes llevando el arca del pacto(AS) delante del pueblo, 15 y cuando los que llevaban el arca entraron en el Jordán y los pies de los sacerdotes que llevaban el arca se mojaron en la orilla del agua (porque el Jordán se desborda por todas sus riberas todos los días de la cosecha(AT)), 16 las aguas que venían[ah] de arriba se detuvieron y se elevaron(AU) en un montón(AV), a una gran distancia en Adam, la ciudad que está al lado de Saretán; y las que descendían hacia el mar de Arabá(AW), el mar Salado, fueron cortadas completamente. Y el pueblo pasó frente a Jericó. 17 Y los sacerdotes que llevaban el arca del pacto del Señor estuvieron en tierra seca en medio del Jordán mientras que todo Israel cruzaba sobre tierra seca(AX), hasta que todo el pueblo acabó de pasar el Jordán.

Doce piedras conmemorativas

Y sucedió que cuando todo el pueblo acabó de pasar el Jordán(AY), el Señor habló a Josué, diciendo: Escoged doce hombres del pueblo, uno de cada tribu(AZ), y ordenadles, diciendo: «Tomad doce piedras de aquí, de en medio del Jordán, del lugar donde los pies de los sacerdotes están firmes, y llevadlas con vosotros y colocadlas en el alojamiento donde habéis de pasar la noche(BA)». Llamó, pues, Josué a los doce hombres que había señalado de entre los hijos de Israel, uno de cada tribu; y Josué les dijo: Pasad delante del arca[ai] del Señor vuestro Dios al medio del Jordán, y alce cada uno una piedra sobre su hombro, de acuerdo con el número de las tribus de los hijos de Israel. Sea esto[aj] una señal entre vosotros, y más tarde[ak] cuando vuestros hijos pregunten, diciendo: «¿Qué significan estas piedras para vosotros(BB)?», les diréis: «Es que las aguas del Jordán quedaron cortadas delante del arca del pacto del Señor; cuando esta pasó el Jordán, las aguas del Jordán quedaron cortadas(BC)». Así que estas piedras servirán como recuerdo a los hijos de Israel para siempre(BD).

Y lo hicieron así los hijos de Israel, tal como Josué ordenó, y alzaron doce piedras de en medio del Jordán, como el Señor dijo a Josué, según el número de las tribus de los hijos de Israel; y las llevaron consigo al alojamiento y allí las depositaron(BE). Entonces Josué levantó doce piedras(BF) en medio del Jordán, en el lugar donde habían estado los pies de los sacerdotes que llevaban el arca del pacto, y allí permanecen hasta hoy. 10 Porque los sacerdotes que llevaban el arca estuvieron parados en medio del Jordán hasta que se cumpliera todo lo que el Señor había mandado a Josué que dijera al pueblo, de acuerdo con todo lo que Moisés había mandado a Josué. Y el pueblo se apresuró y pasó; 11 y sucedió que cuando todo el pueblo había acabado de pasar, el arca del Señor y los sacerdotes pasaron delante del pueblo. 12 Y los hijos de Rubén, los hijos de Gad y la media tribu de Manasés pasaron en orden de batalla delante de los hijos de Israel(BG), tal como Moisés les había dicho; 13 como cuarenta mil, equipados para la guerra, pasaron delante del Señor hacia los llanos de Jericó, listos para la batalla. 14 Aquel día el Señor engrandeció a Josué ante los ojos de todo Israel; y le temieron[al], tal como habían temido[am] a Moisés todos los días de su vida(BH).

15 Entonces habló el Señor a Josué, diciendo: 16 Ordena a los sacerdotes que llevan el arca del testimonio(BI) que suban del Jordán. 17 Y Josué mandó a los sacerdotes, diciendo: Subid del Jordán. 18 Y sucedió que cuando los sacerdotes que llevaban el arca del pacto del Señor subieron de en medio del Jordán, y las plantas de los pies de los sacerdotes salieron[an] a tierra seca, las aguas del Jordán volvieron a su lugar y corrieron sobre todas sus riberas como antes.

Las piedras erigidas en Gilgal

19 El pueblo subió del Jordán el día diez del mes primero(BJ) y acamparon en Gilgal al lado oriental de Jericó. 20 Y aquellas[ao] doce piedras que habían sacado del Jordán(BK), Josué las erigió en Gilgal(BL). 21 Y habló a los hijos de Israel, diciendo: Cuando vuestros hijos pregunten a sus padres el día de mañana, diciendo: «¿Qué significan estas piedras?», 22 entonces lo explicaréis a vuestros hijos, diciendo: «Israel cruzó este Jordán en tierra seca(BM)». 23 Porque el Señor vuestro Dios secó las aguas del Jordán delante de vosotros hasta que pasasteis, tal como el Señor vuestro Dios había hecho al mar Rojo[ap], el cual Él secó delante de nosotros hasta que pasamos(BN), 24 para que todos los pueblos de la tierra conozcan que la mano del Señor es poderosa(BO), a fin de que temáis[aq] al Señor vuestro Dios para siempre[ar](BP).

Circuncisión de los israelitas y primera Pascua en Canaán

Y aconteció que cuando todos los reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán hacia el occidente, y todos los reyes de los cananeos que estaban junto al mar(BQ), oyeron cómo el Señor había secado las aguas del Jordán delante de los hijos de Israel hasta que ellos habían[as] pasado, sus corazones se acobardaron, y ya no había aliento en ellos a causa de los hijos de Israel(BR).

En aquel tiempo el Señor dijo a Josué: Hazte cuchillos de pedernal(BS) y vuelve a circuncidar, por segunda vez, a los hijos de Israel. Y Josué se hizo cuchillos de pedernal y circuncidó a los hijos de Israel en el collado de Aralot[at]. Esta es la razón por la cual Josué los circuncidó: todos los del pueblo que salieron de Egipto que eran varones, todos los hombres de guerra, murieron en el desierto, por el camino(BT), después que salieron de Egipto. Porque todos los del pueblo que salieron fueron circuncidados, pero todos los del pueblo que nacieron en el desierto, por el camino, después de salir de Egipto, no habían sido circuncidados. Pues los hijos de Israel anduvieron por el desierto cuarenta años, hasta que pereció[au] toda la nación, es decir, los hombres de guerra que salieron de Egipto(BU), porque no escucharon la voz del Señor; a ellos el Señor les juró que no les permitiría ver la tierra que el Señor había jurado a sus padres que nos daría(BV), una tierra que mana leche y miel. Y a los hijos de ellos, que Él levantó en su lugar, Josué los circuncidó; pues eran incircuncisos, porque no los habían circuncidado en el camino. Y sucedió que cuando terminaron de circuncidar a toda la nación, permanecieron en sus lugares en el campamento hasta que sanaron[av]. Entonces el Señor dijo a Josué: Hoy he quitado [aw] de vosotros el oprobio(BW) de Egipto. Por eso aquel lugar se ha llamado Gilgal[ax] hasta hoy. 10 Estando los hijos de Israel acampados en Gilgal, celebraron la Pascua en la noche del día catorce del mes(BX) en los llanos de Jericó(BY). 11 Y el día[ay] después de la Pascua, ese[az] mismo día, comieron del producto de la tierra, panes sin levadura y cereal tostado. 12 Y el maná cesó el día[ba] después que habían comido del producto de la tierra, y los hijos de Israel no tuvieron más maná, sino que comieron del producto de la tierra de Canaán(BZ) durante aquel año.

Josué y el capitán del ejército del Señor

13 Y sucedió que cuando Josué estaba cerca de Jericó, levantó los ojos y miró, y he aquí, un hombre estaba frente a él con una espada desenvainada en la mano(CA), y Josué fue hacia él y le dijo: ¿Eres de los nuestros o de nuestros enemigos? 14 Y él respondió: No; más bien yo vengo ahora como capitán del ejército del Señor. Y Josué se postró en tierra, le hizo reverencia[bb](CB), y dijo: ¿Qué dice mi señor a su siervo? 15 Entonces el capitán del ejército del Señor dijo a Josué: Quítate las sandalias de tus pies, porque el lugar donde estás es santo(CC). Y así lo hizo Josué.

Notas al pie

  1. Josué 1:1 O, ministro
  2. Josué 1:4 I.e., el Mediterráneo
  3. Josué 1:5 Lit., podrá estar delante de ti
  4. Josué 1:7 Lit., observa
  5. Josué 1:7 O, actúes sabiamente
  6. Josué 1:8 Lit., observes
  7. Josué 1:8 O, actuarás sabiamente
  8. Josué 1:11 Lit., este
  9. Josué 1:12 Lit., dijo, diciendo
  10. Josué 1:13 Lit., ordenó
  11. Josué 1:15 Lit., la tierra de vuestra posesión
  12. Josué 1:15 Lit., la poseeréis
  13. Josué 1:15 Lit., hacia la salida del sol
  14. Josué 1:18 Lit., boca
  15. Josué 2:1 Lit., se acostaron
  16. Josué 2:5 Lit., fueron los hombres
  17. Josué 2:7 Lit., los hombres
  18. Josué 2:9 Lit., disuelto
  19. Josué 2:10 Lit., mar de Cañas
  20. Josué 2:10 O, dedicasteis al anatema
  21. Josué 2:11 Lit., no se levantó espíritu
  22. Josué 2:12 O, de fidelidad
  23. Josué 2:13 Lit., almas
  24. Josué 2:14 Lit., alma
  25. Josué 2:14 Lit., en vez de que vosotros muráis
  26. Josué 2:14 O, sinceridad
  27. Josué 2:17 Lit., juramento tuyo
  28. Josué 2:18 Lit., he aquí
  29. Josué 2:19 Lit., si mano es contra él
  30. Josué 2:24 Lit., disuelto
  31. Josué 3:4 Un codo equivale aprox. a 45 cm.
  32. Josué 3:10 Lit., desposeerá
  33. Josué 3:13 Lit., descienden
  34. Josué 3:16 Lit., descendían
  35. Josué 4:5 O, Pasad de nuevo al arca
  36. Josué 4:6 Lit., Para que esto sea
  37. Josué 4:6 Lit., porque mañana
  38. Josué 4:14 O, reverenciaron
  39. Josué 4:14 O, reverenciado
  40. Josué 4:18 Lit., fueron sacadas
  41. Josué 4:20 Lit., estas
  42. Josué 4:23 Lit., mar de Cañas
  43. Josué 4:24 O, reverenciéis
  44. Josué 4:24 Lit., todos los días
  45. Josué 5:1 Algunos mss. dicen: nosotros habíamos
  46. Josué 5:3 I.e., de los prepucios
  47. Josué 5:6 Lit., fue acabada
  48. Josué 5:8 Lit., revivieron
  49. Josué 5:9 Lit., rodado
  50. Josué 5:9 I.e., rueda, del heb. galal; i.e., rodar
  51. Josué 5:11 Lit., la mañana
  52. Josué 5:11 Lit., este
  53. Josué 5:12 Lit., la mañana
  54. Josué 5:14 O, se inclinó

Preparativos para la conquista

Aconteció después de la muerte de Moisés siervo de Jehová, que Jehová habló a Josué hijo de Nun, servidor de Moisés, diciendo: Mi siervo Moisés ha muerto; ahora, pues, levántate y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel. Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie. Desde el desierto y el Líbano hasta el gran río Éufrates, toda la tierra de los heteos hasta el gran mar donde se pone el sol, será vuestro territorio. Nadie te podrá hacer frente(A) en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé.(B) Esfuérzate y sé valiente;(C) porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos. Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas. Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.

10 Y Josué mandó a los oficiales del pueblo, diciendo: 11 Pasad por en medio del campamento y mandad al pueblo, diciendo: Preparaos comida, porque dentro de tres días pasaréis el Jordán para entrar a poseer la tierra que Jehová vuestro Dios os da en posesión.

12 También habló Josué a los rubenitas y gaditas y a la media tribu de Manasés, diciendo: 13 Acordaos de la palabra que Moisés, siervo de Jehová, os mandó diciendo: Jehová vuestro Dios os ha dado reposo, y os ha dado esta tierra. 14 Vuestras mujeres, vuestros niños y vuestros ganados quedarán en la tierra que Moisés os ha dado a este lado del Jordán; mas vosotros, todos los valientes y fuertes, pasaréis armados delante de vuestros hermanos, y les ayudaréis, 15 hasta tanto que Jehová haya dado reposo a vuestros hermanos como a vosotros, y que ellos también posean la tierra que Jehová vuestro Dios les da; y después volveréis vosotros a la tierra de vuestra herencia, la cual Moisés siervo de Jehová os ha dado, a este lado del Jordán hacia donde nace el sol; y entraréis en posesión de ella.(D) 16 Entonces respondieron a Josué, diciendo: Nosotros haremos todas las cosas que nos has mandado, e iremos adondequiera que nos mandes. 17 De la manera que obedecimos a Moisés en todas las cosas, así te obedeceremos a ti; solamente que Jehová tu Dios esté contigo, como estuvo con Moisés. 18 Cualquiera que fuere rebelde a tu mandamiento, y no obedeciere a tus palabras en todas las cosas que le mandes, que muera; solamente que te esfuerces y seas valiente.

Josué envía espías a Jericó

Josué hijo de Nun envió desde Sitim dos espías secretamente, diciéndoles: Andad, reconoced la tierra, y a Jericó. Y ellos fueron, y entraron en casa de una ramera que se llamaba Rahab,(E) y posaron allí. Y fue dado aviso al rey de Jericó, diciendo: He aquí que hombres de los hijos de Israel han venido aquí esta noche para espiar la tierra. Entonces el rey de Jericó envió a decir a Rahab: Saca a los hombres que han venido a ti, y han entrado a tu casa; porque han venido para espiar toda la tierra. Pero la mujer había tomado a los dos hombres y los había escondido; y dijo: Es verdad que unos hombres vinieron a mí, pero no supe de dónde eran. Y cuando se iba a cerrar la puerta, siendo ya oscuro, esos hombres se salieron, y no sé a dónde han ido; seguidlos aprisa, y los alcanzaréis. Mas ella los había hecho subir al terrado, y los había escondido entre los manojos de lino que tenía puestos en el terrado. Y los hombres fueron tras ellos por el camino del Jordán, hasta los vados; y la puerta fue cerrada después que salieron los perseguidores.

Antes que ellos se durmiesen, ella subió al terrado, y les dijo: Sé que Jehová os ha dado esta tierra; porque el temor de vosotros ha caído sobre nosotros, y todos los moradores del país ya han desmayado por causa de vosotros. 10 Porque hemos oído que Jehová hizo secar las aguas del Mar Rojo(F) delante de vosotros cuando salisteis de Egipto, y lo que habéis hecho a los dos reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán, a Sehón y a Og, a los cuales habéis destruido.(G) 11 Oyendo esto, ha desmayado nuestro corazón; ni ha quedado más aliento en hombre alguno por causa de vosotros, porque Jehová vuestro Dios es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra. 12 Os ruego pues, ahora, que me juréis por Jehová, que como he hecho misericordia con vosotros, así la haréis vosotros con la casa de mi padre, de lo cual me daréis una señal segura; 13 y que salvaréis la vida a mi padre y a mi madre, a mis hermanos y hermanas, y a todo lo que es suyo; y que libraréis nuestras vidas de la muerte. 14 Ellos le respondieron: Nuestra vida responderá por la vuestra, si no denunciareis este asunto nuestro; y cuando Jehová nos haya dado la tierra, nosotros haremos contigo misericordia y verdad.

15 Entonces ella los hizo descender con una cuerda por la ventana; porque su casa estaba en el muro de la ciudad, y ella vivía en el muro. 16 Y les dijo: Marchaos al monte, para que los que fueron tras vosotros no os encuentren; y estad escondidos allí tres días, hasta que los que os siguen hayan vuelto; y después os iréis por vuestro camino. 17 Y ellos le dijeron: Nosotros quedaremos libres de este juramento con que nos has juramentado. 18 He aquí, cuando nosotros entremos en la tierra, tú atarás este cordón de grana a la ventana por la cual nos descolgaste; y reunirás en tu casa a tu padre y a tu madre, a tus hermanos y a toda la familia de tu padre. 19 Cualquiera que saliere fuera de las puertas de tu casa, su sangre será sobre su cabeza, y nosotros sin culpa. Mas cualquiera que se estuviere en casa contigo, su sangre será sobre nuestra cabeza, si mano le tocare. 20 Y si tú denunciares este nuestro asunto, nosotros quedaremos libres de este tu juramento con que nos has juramentado. 21 Ella respondió: Sea así como habéis dicho. Luego los despidió, y se fueron; y ella ató el cordón de grana a la ventana.

22 Y caminando ellos, llegaron al monte y estuvieron allí tres días, hasta que volvieron los que los perseguían; y los que los persiguieron buscaron por todo el camino, pero no los hallaron. 23 Entonces volvieron los dos hombres; descendieron del monte, y pasaron, y vinieron a Josué hijo de Nun, y le contaron todas las cosas que les habían acontecido. 24 Y dijeron a Josué: Jehová ha entregado toda la tierra en nuestras manos; y también todos los moradores del país desmayan delante de nosotros.

El paso del Jordán

Josué se levantó de mañana, y él y todos los hijos de Israel partieron de Sitim y vinieron hasta el Jordán, y reposaron allí antes de pasarlo. Y después de tres días, los oficiales recorrieron el campamento, y mandaron al pueblo, diciendo: Cuando veáis el arca del pacto de Jehová vuestro Dios, y los levitas sacerdotes que la llevan, vosotros saldréis de vuestro lugar y marcharéis en pos de ella, a fin de que sepáis el camino por donde habéis de ir; por cuanto vosotros no habéis pasado antes de ahora por este camino. Pero entre vosotros y ella haya distancia como de dos mil codos; no os acercaréis a ella. Y Josué dijo al pueblo: Santificaos, porque Jehová hará mañana maravillas entre vosotros. Y habló Josué a los sacerdotes, diciendo: Tomad el arca del pacto, y pasad delante del pueblo. Y ellos tomaron el arca del pacto y fueron delante del pueblo.

Entonces Jehová dijo a Josué: Desde este día comenzaré a engrandecerte delante de los ojos de todo Israel, para que entiendan que como estuve con Moisés, así estaré contigo. Tú, pues, mandarás a los sacerdotes que llevan el arca del pacto, diciendo: Cuando hayáis entrado hasta el borde del agua del Jordán, pararéis en el Jordán. Y Josué dijo a los hijos de Israel: Acercaos, y escuchad las palabras de Jehová vuestro Dios. 10 Y añadió Josué: En esto conoceréis que el Dios viviente está en medio de vosotros, y que él echará de delante de vosotros al cananeo, al heteo, al heveo, al ferezeo, al gergeseo, al amorreo y al jebuseo. 11 He aquí, el arca del pacto del Señor de toda la tierra pasará delante de vosotros en medio del Jordán. 12 Tomad, pues, ahora doce hombres de las tribus de Israel, uno de cada tribu. 13 Y cuando las plantas de los pies de los sacerdotes que llevan el arca de Jehová, Señor de toda la tierra, se asienten en las aguas del Jordán, las aguas del Jordán se dividirán; porque las aguas que vienen de arriba se detendrán en un montón.

14 Y aconteció cuando partió el pueblo de sus tiendas para pasar el Jordán, con los sacerdotes delante del pueblo llevando el arca del pacto, 15 cuando los que llevaban el arca entraron en el Jordán, y los pies de los sacerdotes que llevaban el arca fueron mojados a la orilla del agua (porque el Jordán suele desbordarse por todas sus orillas todo el tiempo de la siega), 16 las aguas que venían de arriba se detuvieron como en un montón bien lejos de la ciudad de Adam, que está al lado de Saretán, y las que descendían al mar del Arabá, al Mar Salado, se acabaron, y fueron divididas; y el pueblo pasó en dirección de Jericó. 17 Mas los sacerdotes que llevaban el arca del pacto de Jehová, estuvieron en seco, firmes en medio del Jordán, hasta que todo el pueblo hubo acabado de pasar el Jordán; y todo Israel pasó en seco.

Las doce piedras tomadas del Jordán

Cuando toda la gente hubo acabado de pasar el Jordán, Jehová habló a Josué, diciendo: Tomad del pueblo doce hombres, uno de cada tribu, y mandadles, diciendo: Tomad de aquí de en medio del Jordán, del lugar donde están firmes los pies de los sacerdotes, doce piedras, las cuales pasaréis con vosotros, y levantadlas en el lugar donde habéis de pasar la noche. Entonces Josué llamó a los doce hombres a los cuales él había designado de entre los hijos de Israel, uno de cada tribu. Y les dijo Josué: Pasad delante del arca de Jehová vuestro Dios a la mitad del Jordán, y cada uno de vosotros tome una piedra sobre su hombro, conforme al número de las tribus de los hijos de Israel, para que esto sea señal entre vosotros; y cuando vuestros hijos preguntaren a sus padres mañana, diciendo: ¿Qué significan estas piedras? les responderéis: Que las aguas del Jordán fueron divididas delante del arca del pacto de Jehová; cuando ella pasó el Jordán, las aguas del Jordán se dividieron; y estas piedras servirán de monumento conmemorativo a los hijos de Israel para siempre.

Y los hijos de Israel lo hicieron así como Josué les mandó: tomaron doce piedras de en medio del Jordán, como Jehová lo había dicho a Josué, conforme al número de las tribus de los hijos de Israel, y las pasaron al lugar donde acamparon, y las levantaron allí. Josué también levantó doce piedras en medio del Jordán, en el lugar donde estuvieron los pies de los sacerdotes que llevaban el arca del pacto; y han estado allí hasta hoy. 10 Y los sacerdotes que llevaban el arca se pararon en medio del Jordán hasta que se hizo todo lo que Jehová había mandado a Josué que dijese al pueblo, conforme a todas las cosas que Moisés había mandado a Josué; y el pueblo se dio prisa y pasó.

11 Y cuando todo el pueblo acabó de pasar, también pasó el arca de Jehová, y los sacerdotes, en presencia del pueblo. 12 También los hijos de Rubén y los hijos de Gad y la media tribu de Manasés pasaron armados delante de los hijos de Israel, según Moisés les había dicho; 13 como cuarenta mil hombres armados, listos para la guerra, pasaron hacia la llanura de Jericó delante de Jehová. 14 En aquel día Jehová engrandeció a Josué a los ojos de todo Israel; y le temieron, como habían temido a Moisés, todos los días de su vida.

15 Luego Jehová habló a Josué, diciendo: 16 Manda a los sacerdotes que llevan el arca del testimonio, que suban del Jordán. 17 Y Josué mandó a los sacerdotes, diciendo: Subid del Jordán. 18 Y aconteció que cuando los sacerdotes que llevaban el arca del pacto de Jehová subieron de en medio del Jordán, y las plantas de los pies de los sacerdotes estuvieron en lugar seco, las aguas del Jordán se volvieron a su lugar, corriendo como antes sobre todos sus bordes.

19 Y el pueblo subió del Jordán el día diez del mes primero, y acamparon en Gilgal, al lado oriental de Jericó. 20 Y Josué erigió en Gilgal las doce piedras que habían traído del Jordán. 21 Y habló a los hijos de Israel, diciendo: Cuando mañana preguntaren vuestros hijos a sus padres, y dijeren: ¿Qué significan estas piedras? 22 declararéis a vuestros hijos, diciendo: Israel pasó en seco por este Jordán. 23 Porque Jehová vuestro Dios secó las aguas del Jordán delante de vosotros, hasta que habíais pasado, a la manera que Jehová vuestro Dios lo había hecho en el Mar Rojo, el cual secó delante de nosotros hasta que pasamos; 24 para que todos los pueblos de la tierra conozcan que la mano de Jehová es poderosa; para que temáis a Jehová vuestro Dios todos los días.

La circuncisión y la pascua en Gilgal

Cuando todos los reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán al occidente, y todos los reyes de los cananeos que estaban cerca del mar, oyeron cómo Jehová había secado las aguas del Jordán delante de los hijos de Israel hasta que hubieron pasado, desfalleció su corazón, y no hubo más aliento en ellos delante de los hijos de Israel.

En aquel tiempo Jehová dijo a Josué: Hazte cuchillos afilados, y vuelve a circuncidar la segunda vez a los hijos de Israel. Y Josué se hizo cuchillos afilados, y circuncidó a los hijos de Israel en el collado de Aralot.[a] Esta es la causa por la cual Josué los circuncidó: Todo el pueblo que había salido de Egipto, los varones, todos los hombres de guerra, habían muerto en el desierto, por el camino, después que salieron de Egipto. Pues todos los del pueblo que habían salido, estaban circuncidados; mas todo el pueblo que había nacido en el desierto, por el camino, después que hubieron salido de Egipto, no estaba circuncidado. Porque los hijos de Israel anduvieron por el desierto cuarenta años, hasta que todos los hombres de guerra que habían salido de Egipto fueron consumidos, por cuanto no obedecieron a la voz de Jehová; por lo cual Jehová les juró que no les dejaría ver la tierra de la cual Jehová había jurado a sus padres que nos la daría, tierra que fluye leche y miel.(H) A los hijos de ellos, que él había hecho suceder en su lugar, Josué los circuncidó; pues eran incircuncisos, porque no habían sido circuncidados por el camino.

Y cuando acabaron de circuncidar a toda la gente, se quedaron en el mismo lugar en el campamento, hasta que sanaron. Y Jehová dijo a Josué: Hoy he quitado de vosotros el oprobio de Egipto; por lo cual el nombre de aquel lugar fue llamado Gilgal,[b] hasta hoy.

10 Y los hijos de Israel acamparon en Gilgal, y celebraron la pascua(I) a los catorce días del mes, por la tarde, en los llanos de Jericó. 11 Al otro día de la pascua comieron del fruto de la tierra, los panes sin levadura, y en el mismo día espigas nuevas tostadas. 12 Y el maná cesó(J) el día siguiente, desde que comenzaron a comer del fruto de la tierra; y los hijos de Israel nunca más tuvieron maná, sino que comieron de los frutos de la tierra de Canaán aquel año.

Josué y el varón con la espada desenvainada

13 Estando Josué cerca de Jericó, alzó sus ojos y vio un varón que estaba delante de él, el cual tenía una espada desenvainada en su mano. Y Josué, yendo hacia él, le dijo: ¿Eres de los nuestros, o de nuestros enemigos? 14 Él respondió: No; mas como Príncipe del ejército de Jehová he venido ahora. Entonces Josué, postrándose sobre su rostro en tierra, le adoró; y le dijo: ¿Qué dice mi Señor a su siervo? 15 Y el Príncipe del ejército de Jehová respondió a Josué: Quita el calzado de tus pies, porque el lugar donde estás es santo. Y Josué así lo hizo.

Notas al pie

  1. Josué 5:3 Esto es, de los Prepucios.
  2. Josué 5:9 Heb. galal,   rodar.

Dios llama a Josué

Después que murió Moisés, el siervo del Señor, habló el Señor con Josué, hijo de Nun y ayudante de Moisés, y le dijo:

«Como mi siervo Moisés ha muerto, ahora eres tú quien debe cruzar el río Jordán con todo el pueblo de Israel, para ir a la tierra que voy a darles a ustedes. Tal como se lo prometí a Moisés, yo les daré toda la tierra en donde ustedes pongan el pie. Les daré el territorio que va desde el desierto y la sierra del Líbano hasta el gran río Éufrates, con todo el territorio de los hititas, y hasta el mar Mediterráneo. Nadie te podrá derrotar en toda tu vida, y yo estaré contigo así como estuve con Moisés, sin dejarte ni abandonarte jamás. Ten valor y firmeza, que tú vas a repartir la tierra a este pueblo, pues es la herencia que yo prometí a sus antepasados. Lo único que te pido es que tengas mucho valor y firmeza, y que cumplas toda la ley que mi siervo Moisés te dio. Cúmplela al pie de la letra para que te vaya bien en todo lo que hagas. Repite siempre lo que dice el libro de la ley de Dios, y medita en él de día y de noche, para que hagas siempre lo que éste ordena. Así todo lo que hagas te saldrá bien. Yo soy quien te manda que tengas valor y firmeza. No tengas miedo ni te desanimes porque yo, tu Señor y Dios, estaré contigo dondequiera que vayas.»

Josué se prepara para la conquista

10 Entonces Josué les dio órdenes a los jefes del pueblo: 11 «Vayan por todo el campamento y ordenen a todos que preparen provisiones, porque dentro de tres días vamos a cruzar el río Jordán para tomar posesión de la tierra que el Señor nuestro Dios nos va a dar.»

12 Josué habló también a las tribus de Rubén y de Gad y a la media tribu de Manasés, y les dijo:

13 —Acuérdense de lo que les mandó Moisés, el siervo del Señor, cuando les dijo que el Señor, el Dios de ustedes, les daría esta tierra para que pudieran descansar. 14 Dejen aquí sus mujeres, niños y animales, en esta tierra que Moisés les dio de este lado del Jordán. Pero todos los hombres aptos para la guerra tomen sus armas y vayan delante de sus hermanos, para ayudarlos, 15 hasta que el Señor les dé a ellos un lugar de descanso, como se lo dio a ustedes, y hasta que ellos también sean dueños de la tierra que el Señor les va a dar. Después, ustedes podrán regresar a sus tierras de este lado oriental del río, para tomar posesión definitiva de esta tierra que les dio Moisés, el siervo de Dios.

16 Y ellos contestaron:

—Haremos todo lo que nos has ordenado, e iremos a donde nos mandes. 17 Siempre te obedeceremos, como antes obedecimos a Moisés. Lo único que pedimos es que el Señor tu Dios te acompañe como acompañó a Moisés. 18 Todo el que se te oponga o no obedezca cuanto tú mandes, morirá. Sólo pedimos que tengas valor y firmeza.

Josué manda espías a Jericó

Desde Sitim, Josué mandó en secreto a dos espías, y les dijo: «Vayan a explorar la región y la ciudad de Jericó.»

Ellos fueron, y llegaron a la casa de una prostituta de Jericó que se llamaba Rahab, en donde se quedaron a pasar la noche. Pero alguien dio aviso al rey de Jericó, diciéndole:

—Unos israelitas han venido esta noche a explorar la región.

Entonces el rey mandó a decir a Rahab:

—Saca a los hombres que vinieron a verte y que están en tu casa, porque son espías.

Pero ella los escondió y dijo:

—Es verdad que unos hombres me visitaron, pero yo no supe de dónde eran. Se fueron al caer la noche, porque a esa hora se cierra la puerta de la ciudad, y no sé a dónde se fueron. Pero si ustedes salen en seguida a perseguirlos, los podrán alcanzar.

En realidad, ella los había hecho subir a la azotea, y estaban allí escondidos, entre unos manojos de lino puestos a secar.

Los hombres del rey los persiguieron en dirección del río Jordán, hasta los vados. Tan pronto como los soldados salieron, fue cerrada la puerta de la ciudad. Entonces, antes que los espías se durmieran, Rahab subió a la azotea y les dijo:

—Yo sé que el Señor les ha dado esta tierra a ustedes, porque él ha hecho que nosotros les tengamos mucho miedo. Todos los que viven aquí están muertos de miedo por causa de ustedes. 10 Sabemos que cuando ustedes salieron de Egipto, Dios secó el agua del Mar Rojo para que ustedes lo pasaran. También sabemos que ustedes aniquilaron por completo a Sihón y a Og, los dos reyes de los amorreos que estaban al otro lado del río Jordán. 11 Es tanto el miedo que nos ha dado al saberlo, que nadie se atreve a enfrentarse con ustedes. Porque el Señor, el Dios de ustedes, es Dios lo mismo arriba en el cielo que abajo en la tierra. 12 Por eso yo les pido que me juren aquí mismo, por el Señor, que van a tratar bien a mi familia, de la misma manera que yo los he tratado bien a ustedes. Denme una prueba de su sinceridad, 13 y perdonen la vida a mi padre, a mi madre, a mis hermanos y hermanas, y a todo lo que es de ellos. ¡Sálvennos de la muerte!

14 Ellos le contestaron:

—Con nuestra propia vida respondemos de la vida de ustedes, con tal de que tú no digas nada de este asunto. Cuando el Señor nos haya dado esta tierra, nosotros te trataremos bien y con lealtad.

15 Como Rahab vivía en una casa construida sobre la muralla misma de la ciudad, con una soga los hizo bajar por la ventana. 16 Y les dijo:

—Váyanse a la montaña, para que no los encuentren los que andan buscándolos. Escóndanse allí durante tres días, hasta que ellos vuelvan a la ciudad. Después podrán ustedes seguir su camino.

17 Y ellos le contestaron:

—Nosotros cumpliremos el juramento que nos has pedido hacerte. 18 Pero cuando entremos en el país, tú deberás colgar esta soga roja de la ventana por la que nos has hecho bajar. Reúne entonces en tu casa a tu padre, tu madre, tus hermanos y toda la familia de tu padre. 19 Si alguno de ellos sale de tu casa, será responsable de su propia muerte; la culpa no será nuestra. Pero si alguien toca a quien esté en tu casa contigo, nosotros seremos los responsables. 20 Y si tú dices algo de este asunto, nosotros ya no estaremos obligados a cumplir el juramento que te hemos hecho.

21 —Estamos de acuerdo —contestó ella.

Entonces los despidió, y ellos se fueron. Después ella ató la soga roja a su ventana.

22 Los dos espías se fueron a las montañas y se escondieron allí durante tres días, mientras los soldados los buscaban por todas partes sin encontrarlos, hasta que por fin volvieron a Jericó. 23 Entonces los espías bajaron de las montañas, cruzaron el río y regresaron a donde estaba Josué, a quien contaron todo lo que les había pasado. 24 Le dijeron: «El Señor ha puesto toda la región en nuestras manos. Por causa nuestra, todos los que viven en el país están muertos de miedo.»

Los israelitas cruzan el Jordán

Al día siguiente, muy temprano, Josué y todos los israelitas salieron de Sitim y llegaron al río Jordán; pero antes de cruzarlo acamparon allí. Pasados tres días, los jefes recorrieron el campamento y dieron esta orden a los israelitas: «En cuanto vean ustedes que el arca del Señor pasa, llevada por los sacerdotes levitas, salgan de donde estén y síganla. Así sabrán por dónde tienen que ir, porque ninguno de ustedes ha pasado antes por ese camino. Pero no se acerquen al arca, sino quédense siempre detrás de ella, como a un kilómetro de distancia.»

Y Josué les dijo: «Purifíquense, porque mañana verán al Señor hacer milagros.» A los sacerdotes les dijo: «Tomen el arca de la alianza y crucen el río delante de la gente.»

Los sacerdotes tomaron el arca de la alianza y pasaron delante de la gente. Entonces el Señor le dijo a Josué: «A partir de hoy te haré cada vez más importante a los ojos de los israelitas. Así ellos verán que yo estoy contigo como estuve con Moisés. Tú, por tu parte, ordena a los sacerdotes que llevan el arca de la alianza que, cuando lleguen a la orilla del Jordán, se paren dentro del río.»

Entonces Josué les dijo a los israelitas: «Vengan y escuchen lo que dice el Señor su Dios. 10 Ésta será la prueba de que el Dios viviente está en medio de ustedes, y de que al paso de ustedes él irá barriendo a los cananeos, los hititas, los heveos, los ferezeos, los gergeseos, los amorreos y los jebuseos. 11 Miren, el arca de la alianza del Señor de toda la tierra va a cruzar el Jordán delante de ustedes. 12 Por eso, escojan ahora doce hombres, uno de cada una de las doce tribus de Israel. 13 Cuando los sacerdotes que llevan el arca del Señor de toda la tierra metan los pies en el agua, el río se dividirá en dos partes, y el agua que viene de arriba dejará de correr y se detendrá como formando un embalse.»

14-16 Los israelitas salieron de sus tiendas de campaña para cruzar el río, y delante de ellos iban los sacerdotes que llevaban el arca de la alianza. Pero en cuanto los sacerdotes entraron en el río y sus pies se mojaron con el agua de la orilla (durante el tiempo de la cosecha el Jordán se desborda) el agua que venía de arriba dejó de correr y se detuvo como formando un embalse, bastante lejos, en Adam, la ciudad que está junto a la fortaleza de Saretán. Y el agua que bajaba hacia el Mar Muerto siguió corriendo hasta que se terminó. Así se dividió el agua del río, y los israelitas lo cruzaron frente a la ciudad de Jericó. 17 Todo el pueblo cruzó en seco el Jordán, mientras los sacerdotes que llevaban el arca de la alianza del Señor permanecían en medio del Jordán, firmes y en terreno seco.

Las doce piedras tomadas del Jordán

Después que todos terminaron de cruzar el Jordán, el Señor le dijo a Josué: «Escoge doce hombres del pueblo, uno de cada tribu, y diles que saquen doce piedras de en medio del río, del lugar donde están parados los sacerdotes, y que las lleven y las pongan en el lugar en que van a acampar esta noche.»

Entonces Josué llamó a los doce hombres que había escogido, y les dijo: «Entren hasta el centro del Jordán, delante del arca del Señor, el Dios de ustedes, y cada uno de ustedes échese allí una piedra al hombro, una piedra por cada tribu de Israel, para que sean doce en total. Ellas les servirán como prueba para que, en el futuro, cuando sus hijos les pregunten: “¿Qué significan estas piedras?”, ustedes les contesten: “Cuando el arca de la alianza del Señor pasó el Jordán, el agua del río se dividió en dos partes delante del arca. Estas piedras sirven para que los israelitas recuerden siempre lo que pasó aquí.”»

Ellos hicieron lo que Josué les mandó. Tomaron doce piedras del Jordán, una por cada tribu de Israel, y las llevaron hasta el campamento y allí las colocaron, tal como el Señor le había dicho a Josué. Además Josué colocó otras doce piedras en el lugar del río donde se pararon los sacerdotes que llevaban el arca de la alianza. Esas piedras están allí todavía.

10 Los sacerdotes que llevaban el arca de la alianza se quedaron en medio del Jordán mientras los israelitas hacían todas las cosas que el Señor les había ordenado por medio de Josué. Todo se hizo según Moisés lo había mandado a Josué. La gente pasó de prisa, 11 y luego que todos estuvieron al otro lado, pasaron los sacerdotes con el arca del Señor, y se pusieron a la cabeza de todo el pueblo. 12 También pasaron el río los guerreros de las tribus de Rubén y de Gad y los de la media tribu de Manasés. Pasaron armados, e iban delante de los otros israelitas, según Moisés les había mandado. 13 Cerca de cuarenta mil hombres armados y listos para la guerra desfilaron ante el Señor, y fueron hacia los llanos de Jericó. 14 Aquel día el Señor hizo que todo Israel admirara y respetara a Josué, como lo había hecho con Moisés durante toda su vida.

15 Entonces el Señor le dijo a Josué: 16 «Ordena a los sacerdotes que llevan el arca de la alianza, que salgan del Jordán.»

17 Josué les ordenó que salieran, 18 y tan pronto como los sacerdotes salieron del Jordán y pusieron los pies en un lugar seco, el agua del río volvió a su lugar y corrió desbordada como antes.

19 Los israelitas salieron del Jordán el día diez del mes primero, y acamparon en Guilgal, al este de Jericó. 20 Allí Josué colocó las doce piedras que trajeron del Jordán, 21 y dijo a los israelitas: «En el futuro, cuando sus hijos les pregunten: “¿Qué significan estas piedras?”, 22 cuéntenles cómo Israel pasó el río Jordán en seco, 23 y cómo el Señor su Dios secó el agua del Jordán mientras ustedes pasaban, tal como antes había secado el Mar Rojo mientras pasábamos nosotros. 24 Así todos los pueblos del mundo sabrán lo poderoso que es el Señor, y ustedes honrarán siempre al Señor su Dios.»

El campamento en Guilgal

Todos los reyes amorreos que estaban en el lado oeste del Jordán, y los reyes cananeos que estaban cerca del mar Mediterráneo, supieron que el Señor había secado el agua del río Jordán mientras los israelitas lo cruzaban, y les dio mucho miedo, y no se atrevían a hacer frente a los israelitas.

Fue entonces cuando el Señor le dijo a Josué: «Haz unos cuchillos de piedra, y vuelve a circuncidar a los israelitas.»

Josué hizo los cuchillos, y circuncidó a los hombres israelitas en el monte de Aralot. Los circuncidó porque todos los hombres que estaban en edad militar cuando salieron de Egipto ya habían muerto por el camino, en el desierto. Y aunque todos los que salieron de Egipto estaban circuncidados, los que nacieron después, por el camino, en el desierto, no lo estaban. Como los israelitas anduvieron cuarenta años por el desierto, ya habían muerto todos los hombres que habían salido de Egipto en edad militar. Esos hombres no obedecieron al Señor, y por eso él les juró que no les dejaría ver la tierra que a sus antepasados había prometido darles, tierra donde la leche y la miel corren como el agua. Por eso Josué circuncidó a los hijos de aquellos hombres, es decir, a los que el Señor había puesto en lugar de ellos, los cuales no habían sido circuncidados antes porque estaban de camino. Cuando todos estuvieron ya circuncidados, se quedaron descansando en el campamento hasta que sanaron. Entonces el Señor le dijo a Josué: «Con esta circuncisión les he quitado la vergüenza de los egipcios.» Por esta razón, aquel lugar todavía se llama Guilgal.

10 Los israelitas acamparon en Guilgal, y el día catorce del mes, por la tarde, celebraron la Pascua en los llanos de Jericó. 11 Ese mismo día comieron panes sin levadura y trigo tostado, pero al día siguiente comieron ya de lo que la tierra producía. 12 Desde entonces no volvió a haber maná, así que los israelitas se alimentaron aquel año de lo que producía la tierra de Canaán.

Josué y el jefe del ejército del Señor

13 Un día, estando Josué cerca de Jericó, vio delante de él a un hombre con una espada en la mano. Josué se le acercó y le preguntó:

—¿Eres de los nuestros, o de nuestros enemigos?

14 —Ni lo uno ni lo otro —contestó el hombre—. Vengo como jefe del ejército del Señor.

Entonces Josué se inclinó hasta tocar el suelo con la frente, y le preguntó:

—¿Qué le manda mi Señor a este siervo suyo?

15 El jefe del ejército del Señor le contestó:

—Descálzate, porque el lugar donde estás es sagrado.

Y Josué le obedeció.

Orden del Señor a Josué

Después de la muerte de Moisés, siervo del Señor, el Señor dijo a Josué, hijo de Nun, asistente de Moisés: «Mi siervo Moisés ha muerto. Por eso tú y todo este pueblo deberán prepararse para cruzar el río Jordán y entrar a la tierra que daré a los israelitas. Tal como prometí a Moisés, les entregaré a ustedes todo lugar que toquen sus pies. Su territorio se extenderá desde el desierto hasta el Líbano y desde el gran río Éufrates, tierra de los hititas, hasta el mar Mediterráneo, que se encuentra al oeste. Durante todos los días de tu vida, nadie será capaz de enfrentarse a ti. Así como estuve con Moisés, también estaré contigo; no te dejaré ni te abandonaré. Sé fuerte y valiente porque tú harás que este pueblo herede la tierra que prometí a sus antepasados.

»Solo te pido que seas fuerte y muy valiente para obedecer toda la ley que mi siervo Moisés te ordenó. No te apartes de ella ni a derecha ni a izquierda; solo así tendrás éxito dondequiera que vayas. Recita siempre el libro de la Ley y medita en él de día y de noche; cumple con cuidado todo lo que en él está escrito. Así prosperarás y tendrás éxito. Ya te lo he ordenado: ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el Señor tu Dios te acompañará dondequiera que vayas».

10 Entonces Josué dio la siguiente orden a los oficiales del pueblo: 11 «Vayan por todo el campamento y díganle al pueblo que prepare provisiones, porque dentro de tres días cruzará el río Jordán para tomar posesión de la tierra que Dios el Señor le da como herencia».

12 A la tribu de Rubén, de Gad y a la media tribu de Manasés, Josué les dijo:

13 —Recuerden la orden que dio Moisés, siervo del Señor: “Dios el Señor les ha dado reposo y les ha entregado esta tierra”. 14 Sus mujeres, sus niños y su ganado permanecerán en la tierra que Moisés les dio al este del Jordán. Pero ustedes, los hombres de guerra, cruzarán en formación de combate al frente de sus hermanos. Les prestarán ayuda 15 hasta que el Señor les dé reposo, como lo hizo con ustedes, y hasta que ellos tomen posesión de la tierra que el Señor su Dios les da. Solo entonces podrán ustedes retornar a sus tierras y ocuparlas. Son las tierras que Moisés, siervo del Señor, les dio al este del Jordán.

16 Ellos respondieron a Josué:

—Nosotros obedeceremos todo lo que nos has mandado e iremos adondequiera que nos envíes. 17 Te obedeceremos en todo, tal como lo hicimos con Moisés. Lo único que pedimos es que el Señor esté contigo como estuvo con Moisés. 18 Cualquiera que se rebele contra tus palabras o que no obedezca lo que tú ordenes será condenado a muerte. Pero tú, ¡sé fuerte y valiente!

Rajab y los espías

Luego Josué, hijo de Nun, envió secretamente, desde Sitín, a dos espías con la siguiente orden: «Vayan a explorar la tierra, especialmente Jericó». Cuando los espías llegaron a Jericó, se hospedaron en la casa de una prostituta llamada Rajab.

Pero el rey de Jericó se enteró de que dos espías israelitas habían entrado esa noche en la ciudad para reconocer el país. Así que envió a Rajab el siguiente mensaje: «Echa fuera a los hombres que han entrado en tu casa, pues vinieron a espiar nuestro país».

Pero la mujer, que ya había escondido a los espías, respondió al rey: «Es cierto que unos hombres vinieron a mi casa, pero no sé quiénes eran ni de dónde venían. Salieron cuando empezó a oscurecer, a la hora de cerrar las puertas de la ciudad, y no sé a dónde se fueron. Vayan tras ellos; tal vez les den alcance». En realidad, la mujer había llevado a los hombres al techo de la casa y los había escondido entre los manojos de lino que allí secaba. Los hombres del rey fueron tras los espías por el camino que lleva a los cruces del río Jordán. En cuanto salieron, las puertas de Jericó se cerraron.

Antes de que los espías se acostaran, Rajab subió al techo y dijo:

—Yo sé que el Señor les ha dado esta tierra y por eso un gran terror ante ustedes ha caído sobre nosotros; todos los habitantes del país han perdido el ánimo a causa de ustedes. 10 Tenemos noticias de cómo el Señor secó las aguas del mar Rojo[a] para que ustedes pasaran, después de haber salido de Egipto. También hemos oído cómo destruyeron completamente a los reyes amorreos, Sijón y Og, al este del Jordán. 11 Por eso estamos todos tan amedrentados y descorazonados frente a ustedes. Yo sé que el Señor su Dios es Dios arriba en el cielo y abajo en la tierra. 12 Por lo tanto, les pido ahora mismo que juren en el nombre del Señor que serán bondadosos con mi familia, como yo lo he sido con ustedes. Quiero que me den como garantía una señal 13 de que perdonarán la vida de mi padre y madre, de mis hermanos y hermanas, y de todos los que viven con ellos. ¡Juren que nos salvarán de la muerte!

14 —¡Juramos por nuestra vida que la de ustedes no correrá peligro! —contestaron ellos—. Si no nos delatas, seremos bondadosos contigo y cumpliremos nuestra promesa cuando el Señor nos entregue este país.

15 Entonces Rajab los bajó por la ventana con una soga, pues la casa donde ella vivía estaba sobre la muralla de la ciudad. 16 Ya les había dicho previamente: «Huyan rumbo a las montañas para que sus perseguidores no los encuentren. Escóndanse allí por tres días, hasta que ellos regresen. Entonces podrán seguir su camino».

17 Los hombres dijeron a Rajab:

—Quedaremos libres del juramento que te hemos hecho 18 si, cuando conquistemos la tierra, no vemos este cordón rojo atado a la ventana por la que nos bajas. Además, tu padre, tu madre, tus hermanos y el resto de tu familia deberán estar reunidos en tu casa. 19 Quien salga de la casa en ese momento será responsable de su propia vida y nosotros seremos inocentes. Solo nos haremos responsables de quienes permanezcan en la casa si alguien se atreve a ponerles la mano encima. 20 Conste que, si nos delatas, nosotros quedaremos libres del juramento que nos obligaste hacer.

21 —De acuerdo —respondió Rajab—. Que sea tal como ustedes han dicho.

Luego los despidió; ellos partieron y ella ató el cordón rojo a la ventana.

22 Los hombres se dirigieron a las montañas y permanecieron allí tres días, hasta que sus perseguidores regresaron a la ciudad. Los habían buscado por todas partes, pero sin éxito. 23 Los dos hombres emprendieron el regreso; bajando de las montañas, cruzaron el río y llegaron adonde estaba Josué, hijo de Nun. Allí relataron todo lo que había sucedido: 24 «El Señor ha entregado todo el país en nuestras manos. ¡Todos sus habitantes han perdido el ánimo a causa de nosotros!».

El cruce del río Jordán

Muy de mañana, Josué y todos los israelitas partieron de Sitín y se dirigieron hacia el río Jordán; pero antes de cruzarlo acamparon a sus orillas. Al cabo de tres días, los oficiales del pueblo recorrieron todo el campamento con la siguiente orden: «Cuando vean el arca del pacto del Señor su Dios y a los sacerdotes levitas que la llevan, abandonen sus puestos y pónganse en marcha detrás de ella. Así sabrán por dónde ir, pues nunca antes han pasado por ese camino. Deberán, sin embargo, mantener dos mil codos[b] de distancia entre ustedes y el arca; no se acerquen a ella».

Josué ordenó al pueblo: «Conságrense, porque mañana el Señor va a realizar grandes prodigios entre ustedes».

Y a los sacerdotes les dijo: «Carguen el arca del pacto y pónganse al frente del pueblo». Los sacerdotes obedecieron y se pusieron al frente del pueblo.

Luego el Señor dijo a Josué: «Este día comenzaré a engrandecerte ante el pueblo de Israel. Así sabrán que estoy contigo como estuve con Moisés. Da la siguiente orden a los sacerdotes que llevan el arca del pacto: “Cuando lleguen a la orilla del Jordán, deténganse”».

Entonces Josué dijo a los israelitas: «Acérquense y escuchen lo que Dios el Señor tiene que decirles». 10 Y añadió: «Ahora sabrán que el Dios viviente está en medio de ustedes y que de seguro expulsará a los cananeos, los hititas, los heveos, los ferezeos, los gergeseos, los amorreos y los jebuseos. 11 El arca del pacto, que pertenece al Soberano de toda la tierra, cruzará el Jordán al frente de ustedes. 12 Ahora, pues, elijan doce hombres, uno por cada tribu de Israel. 13 Tan pronto como los sacerdotes que llevan el arca del Señor, Soberano de toda la tierra, pongan pie en el Jordán, las aguas dejarán de correr y se detendrán formando un muro».

14 Cuando el pueblo levantó el campamento para cruzar el Jordán, los sacerdotes que llevaban el arca del pacto marcharon al frente de todos. 15 Ahora bien, las aguas del Jordán se desbordan en el tiempo de la cosecha. A pesar de eso, tan pronto como los pies de los sacerdotes que portaban el arca tocaron las aguas, 16 estas dejaron de fluir y formaron un muro a gran distancia, más o menos a la altura del pueblo de Adán, junto a Saretán. A la vez, dejaron de correr las aguas que fluían en el mar del Arabá, es decir, el mar Muerto, y así el pueblo pudo cruzar hasta quedar frente a Jericó. 17 Por su parte, los sacerdotes que portaban el arca del pacto del Señor permanecieron de pie en tierra seca, en medio del Jordán, mientras todo el pueblo de Israel terminaba de cruzar el río por el cauce totalmente seco.

Monumento conmemorativo

Cuando todo el pueblo terminó de cruzar el río Jordán, el Señor dijo a Josué: «Elijan a un hombre de cada una de las doce tribus de Israel y ordénenles que tomen doce piedras del cauce, exactamente del lugar donde los sacerdotes permanecieron de pie. Díganles que las coloquen en el lugar donde hoy pasarán la noche».

Entonces Josué reunió a los doce hombres que había escogido de las doce tribus y dijo: «Vayan al centro del cauce del río hasta donde está el arca del Señor su Dios y cada uno cargue al hombro una piedra. Serán doce piedras, una por cada tribu de Israel, y servirán como señal entre ustedes. En el futuro, cuando sus hijos les pregunten: “¿Por qué están estas piedras aquí?”, ustedes responderán: “El día en que el arca del pacto del Señor cruzó el Jordán, las aguas del río se dividieron frente a ella. Para nosotros los israelitas, estas piedras que están aquí son un recuerdo permanente de aquella gran hazaña”».

Los israelitas hicieron lo que Josué ordenó, según las instrucciones del Señor. Tomaron las piedras del cauce del Jordán, conforme al número de las tribus, las llevaron hasta el campamento y las colocaron allí. Además, Josué colocó doce piedras en el cauce del río donde se detuvieron los sacerdotes que llevaban el arca del pacto. Esas piedras siguen allí hasta el día de hoy.

10 Los sacerdotes que llevaban el arca permanecieron en medio del cauce hasta que los israelitas hicieron todo lo que el Señor había ordenado a Josué. Además, Josué siguió las instrucciones que Moisés le había dado. El pueblo se apresuró a cruzar el río 11 y, cuando todos lo habían hecho, el arca del Señor y los sacerdotes cruzaron también en presencia del pueblo. 12 Acompañaban al pueblo los guerreros de las tribus de Rubén, Gad y la media tribu de Manasés, según las órdenes que había dado Moisés. 13 Unos cuarenta mil guerreros armados desfilaron en presencia del Señor y se dirigieron a la llanura de Jericó, listos para la guerra.

14 Aquel mismo día, el Señor engrandeció a Josué ante todo Israel. El pueblo respetó a Josué todos los días de su vida, como lo había hecho con Moisés.

15 Luego el Señor dijo a Josué: 16 «A los sacerdotes portadores del arca que tiene las tablas del pacto da la orden de que salgan del Jordán».

17 Josué ordenó a los sacerdotes que salieran 18 y así lo hicieron portando el arca del pacto del Señor. Tan pronto como sus pies tocaron tierra firme, las aguas del río regresaron a su lugar y se desbordaron como antes.

19 Así, el día diez del mes primero, el pueblo de Israel cruzó el Jordán y acampó en Guilgal, al este de Jericó. 20 Entonces Josué erigió allí las piedras que habían tomado del cauce del Jordán 21 y se dirigió a los israelitas: «En el futuro, cuando sus hijos les pregunten: “¿Por qué están estas piedras aquí?”, 22 ustedes responderán: “Porque el pueblo de Israel cruzó el río Jordán en seco”. 23 El Señor, Dios de ustedes, hizo lo mismo que había hecho con el mar Rojo cuando lo mantuvo seco hasta que todos nosotros cruzamos. 24 Esto sucedió para que todas las naciones de la tierra supieran que el Señor es poderoso y para que ustedes aprendieran a temerlo para siempre».

En efecto, un gran pánico invadió a todos los reyes amorreos que estaban al oeste del Jordán y a los reyes cananeos de la costa del Mediterráneo cuando se enteraron de que el Señor había secado el Jordán para que los israelitas lo cruzaran. ¡No se atrevían a hacerles frente!

La circuncisión

En aquel tiempo, el Señor dijo a Josué: «Prepara cuchillos de piedra afilada y vuelve a practicar la circuncisión entre los israelitas». Así que Josué hizo los cuchillos y circuncidó a los varones israelitas en la colina de Aralot.[c]

Realizó la ceremonia porque los israelitas en edad militar que habían salido de Egipto ya habían muerto en el desierto. Todos ellos habían sido circuncidados, pero no los que nacieron en el desierto mientras el pueblo peregrinaba después de salir de Egipto. El Señor había prometido a sus antepasados que les daría una tierra donde abundan la leche y la miel. Pero los israelitas que salieron de Egipto no obedecieron al Señor y, por ello, él juró que no verían esa tierra. En consecuencia, deambularon por el desierto durante cuarenta años hasta que murieron todos los varones en edad militar. A los hijos de estos, a quienes Dios puso en lugar de ellos, los circuncidó Josué, pues no habían sido circuncidados durante el viaje. Una vez que todos fueron circuncidados, permanecieron en el campamento hasta que se recuperaron.

Luego el Señor dijo a Josué: «Hoy les he quitado de encima la vergüenza de haber sido esclavos en Egipto». Por esa razón, aquel lugar se llama Guilgal[d] hasta el día de hoy.

Celebración de la Pascua

10 Al caer la tarde del día catorce del mes primero, mientras acampaban en la llanura de Jericó, los israelitas celebraron la Pascua. 11 Al día siguiente, después de la Pascua, el pueblo empezó a alimentarse de los productos de la tierra, de panes sin levadura y de trigo tostado. 12 Un día después dejó de caer maná y durante ese año el pueblo se alimentó de los frutos de la tierra de Canaán.

El comandante del ejército del Señor

13 Josué, que acampaba cerca de Jericó, levantó la vista y vio a un hombre de pie frente a él, espada en mano. Josué se acercó y preguntó:

—¿Es usted de los nuestros o del enemigo?

14 —¡De ninguno! —respondió—. Me presento ante ti como comandante del ejército del Señor.

Entonces Josué se postró rostro en tierra y preguntó:

—¿Qué órdenes trae usted, mi Señor, para este siervo suyo?

15 El comandante del ejército del Señor contestó:

—Quítate las sandalias, porque estás pisando tierra santa.

Y Josué obedeció.

Notas al pie

  1. 2:10 Lit. mar de las Cañas. Término con el que se designa en la Biblia al mar Rojo en su parte septentrional.
  2. 3:4 Es decir, aprox. 900 m.
  3. 5:3 En hebreo, Aralot significa prepucios.
  4. 5:9 En hebreo, Guilgal suena como el verbo que traducido diría he quitado.