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Allí Abraham presentó a Sara como su hermana, y no como su esposa. Por eso Abimélec, que era rey de Guerar, mandó a traer a Sara para que fuera una de sus esposas.

Una noche, Dios se le apareció en un sueño a Abimélec, y le dijo:

—Vas a morir, pues has tomado por esposa a la mujer de otro hombre.

Pero Abimélec ni siquiera se había acercado a ella, así que respondió:

—Dios mío, ¿cómo vas a destruir a un pueblo inocente?

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