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No te quepa duda de que, si el Señor te da esta fértil tierra, no es por tus méritos ni porque seas mejor, pues tú también eres un pueblo terco.

La rebelión de Israel en Horeb (Ex 31,18—32,35)

Recuerda esto y nunca olvides cómo encendiste la ira del Señor tu Dios en el desierto. Desde el día en que saliste de Egipto hasta que llegaste a este lugar no habéis dejado de rebelaros contra el Señor. Hasta tal punto irritasteis al Señor en Horeb y tanto se enojó contra vosotros, que a punto estuvo de destruiros.

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