La renovación del pacto

29 Estos son los términos del pacto que, por orden del Señor, hizo Moisés en Moab con los israelitas, además del pacto que ya había hecho con ellos en Horeb.

Moisés convocó a todos los israelitas y dijo:

Ustedes vieron todo lo que el Señor hizo en Egipto con el faraón, sus funcionarios y con todo su país. Con sus propios ojos vieron aquellas grandes pruebas, señales y maravillas. Pero hasta este día el Señor no les ha dado mente para entender, ni ojos para ver, ni oídos para oír. Durante los cuarenta años que los guie a través del desierto, no se les desgastó la ropa ni el calzado. No comieron pan ni bebieron vino ni ninguna bebida fermentada. Esto lo hice para que supieran que yo soy el Señor su Dios.

Cuando llegaron a este lugar, Sijón, rey de Hesbón, y Og, rey de Basán, salieron a pelear contra nosotros, pero los derrotamos. Tomamos su territorio y se lo dimos como herencia a los rubenitas, a los gaditas y a la media tribu de Manasés.

Ahora, cumplan fielmente las condiciones de este pacto para que prosperen en todo lo que hagan. 10 Hoy están ante la presencia del Señor su Dios todos ustedes, sus líderes, sus jefes, sus oficiales y todos los hombres de Israel, 11 junto con sus hijos y sus esposas, así como los extranjeros que viven en sus campamentos, desde los que cortan la leña hasta los que acarrean el agua. 12 Están aquí para hacer un pacto con el Señor su Dios, quien hoy lo establece con ustedes y lo sella con su juramento. 13 De esta manera confirma hoy que ustedes son su pueblo, y que él es su Dios, según lo prometió y juró a sus antepasados Abraham, Isaac y Jacob. 14 Este pacto y juramento no lo hago solamente con ustedes, 15 los que hoy están aquí presentes delante del Señor, sino también con los que todavía no se encuentran entre nosotros.

16 Ustedes saben cómo fue nuestra vida en Egipto y cómo avanzamos en medio de las naciones que encontramos en nuestro camino hasta aquí. 17 Ustedes vieron entre ellos sus detestables imágenes e ídolos de madera y de piedra, de plata y de oro. 18 Asegúrense de que ningún hombre ni mujer ni clan ni tribu entre ustedes aparte hoy su corazón del Señor nuestro Dios para ir a adorar a los dioses de esas naciones. Tengan cuidado de que ninguno de ustedes sea como una raíz venenosa y amarga.

19 Si alguno de ustedes, al oír las palabras de este juramento, se cree bueno y piensa: «Todo me saldrá bien, aunque persista yo en hacer lo que me plazca», provocará la ruina tanto en la tierra regada como en la seca. 20 El Señor no querrá perdonarlo, sino que su ira y su celo arderán contra ese hombre. Todas las maldiciones escritas en este libro caerán sobre él, y el Señor hará que desaparezca hasta el último de sus descendientes. 21 El Señor lo apartará de todas las tribus de Israel, para su desgracia, conforme a todas las maldiciones del pacto escritas en este libro de la Ley.

22 Sus hijos, las generaciones futuras y los extranjeros que vengan de países lejanos, verán las calamidades y enfermedades con que el Señor habrá azotado esta tierra. 23 Toda ella será un desperdicio ardiente de sal y de azufre, donde nada podrá plantarse, nada germinará y ni siquiera la hierba crecerá. Será como cuando el Señor destruyó con el furor de su ira las ciudades de Sodoma y Gomorra, Admá y Zeboyín. 24 Todas las naciones preguntarán: «¿Por qué trató así el Señor a esta tierra? ¿Por qué derramó con tanto ardor su furia sobre ella?».

25 Y la respuesta será: «Porque este pueblo abandonó el pacto del Dios de sus antepasados, pacto que el Señor hizo con ellos cuando los sacó de Egipto. 26 Se fueron y adoraron a otros dioses; se postraron ante dioses que no conocían y que no tenían por qué adorar. 27 Por eso se encendió la ira del Señor contra esta tierra y derramó sobre ella todas las maldiciones escritas en este libro. 28 Y como ahora podemos ver, con mucha furia y enojo el Señor los arrancó de raíz de su tierra y los arrojó a otro país».

29 Lo secreto pertenece al Señor nuestro Dios, pero lo revelado nos pertenece a nosotros y a nuestros hijos para siempre, para que obedezcamos todas las palabras de esta ley.

Bendición a causa del arrepentimiento

30 Cuando recibas todas estas bendiciones o sufras estas maldiciones de las que te he hablado, y las recuerdes en cualquier nación por donde el Señor tu Dios te haya dispersado; y cuando tú y tus hijos se vuelvan al Señor tu Dios y le obedezcan con todo el corazón y con toda el alma, tal como hoy te lo ordeno, entonces el Señor tu Dios restaurará tu fortuna[a] y se compadecerá de ti. ¡Volverá a reunirte de todas las naciones por donde te haya dispersado! Aunque te encuentres desterrado en el lugar más distante de la tierra, desde allá el Señor tu Dios te traerá de vuelta y volverá a reunirte. Te hará volver a la tierra que perteneció a tus antepasados y tomarás posesión de ella. Te hará prosperar y tendrás más descendientes que los que tuvieron tus antepasados. El Señor tu Dios circuncidará tu corazón y el de tus descendientes, para que lo ames con todo tu corazón y con toda tu alma y así tengas vida. Además, el Señor tu Dios hará que todas estas maldiciones caigan sobre tus enemigos, los cuales te odian y persiguen. Y tú volverás a obedecer al Señor y a cumplir todos sus mandamientos, tal como hoy te lo ordeno. Entonces el Señor tu Dios te bendecirá con mucha prosperidad en todo el trabajo de tus manos y en el fruto de tu vientre, en las crías de tu ganado y en las cosechas de tus campos. El Señor se complacerá de nuevo en tu bienestar, así como se deleitó en la prosperidad de tus antepasados; 10 siempre y cuando obedezcas al Señor tu Dios y cumplas sus mandamientos y estatutos, escritos en este libro de la Ley, y te vuelvas al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma.

Elección entre la vida y la muerte

11 Este mandamiento que hoy te ordeno obedecer no es superior a tus fuerzas ni está fuera de tu alcance. 12 No está arriba en el cielo, para que preguntes: «¿Quién subirá al cielo por nosotros, para que nos lo traiga, y así podamos escucharlo y obedecerlo?». 13 Tampoco está más allá del mar, para que preguntes: «¿Quién cruzará por nosotros hasta el otro lado del mar, para que nos lo traiga, y así podamos escucharlo y obedecerlo?». 14 ¡No! La palabra está muy cerca de ti, la tienes en la boca y en el corazón, para que la obedezcas.

15 Mira, hoy te doy a elegir vida y prosperidad o muerte y destrucción. 16 Hoy te ordeno que ames al Señor tu Dios, que andes en sus caminos y que cumplas sus mandamientos, estatutos y leyes. Así vivirás y te multiplicarás, y el Señor tu Dios te bendecirá en la tierra a la cual vas a entrar para tomar posesión de ella.

17 Pero, si tu corazón se rebela y no obedeces, sino que te desvías para adorar y servir a otros dioses, 18 te advierto hoy que sin duda serás destruido. No vivirás mucho tiempo en la tierra que vas a poseer luego de cruzar el Jordán.

19 Hoy pongo al cielo y a la tierra por testigos contra ti, de que te he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre la bendición y la maldición. Elige, pues, la vida, para que vivan tú y tus descendientes. 20 Ama al Señor tu Dios, obedécelo y aférrate a él, porque de él depende tu vida, y por él vivirás mucho tiempo en la tierra que juró dar a tus antepasados Abraham, Isaac y Jacob.

Josué, sucesor de Moisés

31 De nuevo habló Moisés a todo el pueblo de Israel y dijo: «Ya tengo ciento veinte años y no puedo seguir siendo su líder. Además, el Señor me ha dicho que no voy a cruzar el Jordán, pues ha ordenado que sea Josué quien lo cruce al frente de ustedes. El Señor su Dios marchará al frente de ustedes para destruir a todas las naciones que encuentren a su paso y ustedes se apoderarán de su territorio. El Señor las arrasará como arrasó a Sijón y a Og, los reyes de los amorreos, junto con sus países. Cuando el Señor los entregue en sus manos, ustedes los tratarán según mis órdenes. Sean fuertes y valientes. No teman ni se asusten ante esas naciones, pues el Señor su Dios siempre los acompañará; nunca los dejará ni los abandonará».

Llamó entonces Moisés a Josué y en presencia de todo Israel le dijo: «Sé fuerte y valiente, porque tú entrarás con este pueblo a la tierra que el Señor juró dar a sus antepasados. Tú harás que ellos tomen posesión de su herencia. El Señor mismo marchará al frente de ti y estará contigo; nunca te dejará ni te abandonará. No temas ni te desanimes».

La lectura de la ley

Moisés escribió esta ley y se la entregó a los sacerdotes levitas que transportaban el arca del pacto del Señor, y a todos los jefes de Israel. 10 Luego ordenó: «Cada siete años, en el año del perdón de deudas, durante la fiesta de las Enramadas, 11 cuando tú, Israel, te presentes ante el Señor tu Dios en el lugar que él habrá de elegir, leerás en voz alta esta ley en presencia de todo Israel. 12 Reunirás a todos los hombres, mujeres y niños de tu pueblo, y a los extranjeros que vivan en tus ciudades, para que escuchen y aprendan a temer al Señor tu Dios, y obedezcan fielmente todas las palabras de esta ley. 13 Y los descendientes de ellos, para quienes esta ley será desconocida, la oirán y aprenderán a temer al Señor tu Dios mientras vivan en la tierra que vas a poseer al otro lado del Jordán».

Predicción de la rebeldía de Israel

14 El Señor dijo a Moisés: «Ya se acerca el día de tu muerte. Llama a Josué y preséntate con él en la Tienda de reunión para que reciba mis órdenes». Fue así como Moisés y Josué se presentaron allí.

15 Entonces el Señor apareció a la entrada de la Tienda de reunión, en una columna de nube. 16 El Señor dijo a Moisés: «Tú irás a descansar con tus antepasados y muy pronto esta gente me será infiel con los dioses extraños del territorio al que van a entrar. Me abandonarán y quebrantarán el pacto que hice con ellos. 17 Cuando esto haya sucedido, se encenderá mi ira contra ellos y los abandonaré, ocultaré mi rostro y serán presa fácil. Entonces les sobrevendrán muchos desastres y adversidades, y se preguntarán: “¿No es verdad que todos estos desastres nos han sobrevenido porque nuestro Dios ya no está con nosotros?”. 18 Y ese día, sin duda alguna, ocultaré mi rostro, por haber cometido la maldad de irse tras otros dioses.

19 »Escriban, pues, este cántico y enséñenselo al pueblo para que lo cante y sirva también de testimonio contra ellos. 20 Cuando yo conduzca a los israelitas a la tierra que juré dar a sus antepasados, tierra donde abundan la leche y la miel, comerán hasta saciarse y engordarán; se irán tras otros dioses y los adorarán, despreciándome y quebrantando mi pacto. 21 Y cuando les sobrevengan muchos desastres y adversidades, este cántico servirá de testimonio contra ellos porque sus descendientes lo recordarán y lo cantarán. Yo conozco los pensamientos de mi pueblo, aun antes de introducirlo en la tierra que juré darle». 22 Entonces Moisés escribió ese cántico aquel día y se lo enseñó a los israelitas.

23 Y el Señor dio a Josué, hijo de Nun, esta orden: «Sé fuerte y valiente, porque tú conducirás a los israelitas al territorio que juré darles y yo mismo estaré contigo».

24 Moisés terminó de escribir en un libro todas las palabras de esta ley. 25 Luego dio esta orden a los levitas que transportaban el arca del pacto del Señor: 26 «Tomen este libro de la Ley y pónganlo junto al arca del pacto del Señor su Dios. Allí permanecerá como testigo contra ustedes los israelitas, 27 pues sé cuán tercos y rebeldes son. Si fueron rebeldes contra el Señor mientras viví con ustedes, ¡cuánto más lo serán después de mi muerte! 28 Reúnan ante mí a todos los jefes y los oficiales de sus tribus, para que yo pueda comunicarles estas palabras y las escuchen claramente. Pongo al cielo y a la tierra por testigos contra ellos, 29 porque sé que después de mi muerte se pervertirán y se apartarán del camino que les he mandado. En el futuro les sobrevendrán calamidades, porque harán lo que ofende al Señor y con sus detestables actos provocarán su ira».

El cántico de Moisés

30 Y este fue el cántico que recitó Moisés de principio a fin, en presencia de toda la asamblea de Israel:

32 Escuchen, cielos, y hablaré;
    oye, tierra, las palabras de mi boca.
Que caiga mi enseñanza como lluvia
    y desciendan mis palabras como rocío,
como aguacero sobre el pasto nuevo,
    como lluvia abundante sobre plantas tiernas.

Proclamaré el nombre del Señor.
    ¡Alaben la grandeza de nuestro Dios!
Él es la Roca, sus obras son perfectas,
    y todos sus caminos son justos.
Dios es fiel; no practica la injusticia.
    Él es recto y justo.

Actuaron contra él de manera corrupta;
    para vergüenza de ellos, ya no son sus hijos; ¡son una generación torcida y perversa!
¿Y así pagas al Señor,
    pueblo tonto y sin sabiduría?
¿Acaso no es tu Padre, tu Creador,
    el que te hizo y te formó?

Recuerda los días de antaño;
    considera las generaciones pasadas.
Pídele a tu padre que te lo diga,
    y a los jefes que te lo expliquen.
Cuando el Altísimo dio su herencia a las naciones,
    cuando dividió a toda la humanidad,
estableció límites a los pueblos
    según el número de los hijos de Israel.
Porque la porción del Señor es su pueblo;
    Jacob es su herencia asignada.

10 Lo halló en una tierra desolada,
    en la rugiente soledad del yermo.
Lo protegió y lo cuidó;
    lo guardó como a la niña de sus ojos;
11 como un águila que agita el nido
    y revolotea sobre sus polluelos,
que despliega su plumaje
    y los lleva sobre sus alas.
12 Solo el Señor lo guiaba;
    ningún dios extraño iba con él.

13 Lo hizo cabalgar sobre las alturas de la tierra
    y lo alimentó con el fruto de los campos.
Lo nutrió con miel de la peña,
    y con aceite que hizo brotar de la más dura roca;
14 con mantequilla y leche de las vacas y ovejas,
    y con cebados corderos y cabritos;
con toros selectos de Basán
    y las mejores espigas del trigo.
Bebió la sangre espumosa de la uva.

15 Jesurún[b] engordó y pateó;
    se hartó de comida, y se puso corpulento y rollizo.
Abandonó al Dios que le dio vida
    y rechazó a la Roca de su salvación.
16 Lo provocó a celos con dioses extraños
    y lo hizo enojar con sus ídolos detestables.
17 Ofreció sacrificios a los demonios, que no son Dios;
    dioses que no había conocido,
    dioses recién aparecidos,
    dioses que jamás sus antepasados adoraron.
18 ¡Despreciaste a la Roca que te engendró!
    ¡Olvidaste al Dios que te dio vida!

19 Al ver esto, el Señor los rechazó
    porque sus hijos y sus hijas lo irritaron.
20 «Les voy a dar la espalda» —dijo—,
    «a ver en qué terminan;
son una generación perversa,
    ¡son unos hijos infieles!
21 Me provocaron celos con lo que no es Dios como yo
    y me enojaron con sus ídolos inútiles.
Pues yo haré que ustedes sientan envidia de los que no son pueblo;
    voy a irritarlos con una nación insensata.
22 Se ha encendido el fuego de mi ira,
    que quema hasta lo profundo de los dominios de la muerte.[c]
Devorará la tierra y sus cosechas,
    y consumirá la raíz de las montañas.

23 »Amontonaré calamidades sobre ellos
    y contra ellos lanzaré mis flechas.
24 Enviaré a que los consuman el hambre,
    la pestilencia nauseabunda y la plaga mortal.
Lanzaré contra ellos los colmillos de las fieras
    y el veneno de las víboras que se arrastran por el polvo.
25 En la calle, la espada los dejará sin hijos,
    y en sus casas reinará el terror.
Perecerán los jóvenes y las doncellas,
    los que aún maman y los que ya se peinan canas.
26 Me dije: “Voy a dispersarlos;
    borraré de la tierra su memoria”.
27 Pero temí las provocaciones del enemigo;
    temí que el adversario no entendiera
y llegara a pensar: “Hemos triunfado;
    nada de esto lo ha hecho el Señor”».

28 Como nación, han perdido el juicio;
    carecen de discernimiento.
29 ¡Si tan solo fueran sabios, entendieran esto
    y comprendieran cuál será su fin!
30 ¿Cómo podría un hombre perseguir a mil
    si su Roca no los hubiera vendido?
¿Cómo podrían dos hacer huir a diez mil
    si el Señor no los hubiera entregado?
31 Su roca no es como nuestra Roca.
    ¡Aun nuestros enemigos lo reconocen!
32 Su viña es un retoño de Sodoma,
    de los campos de Gomorra.
Sus uvas están llenas de veneno;
    sus racimos, preñados de amargura.
33 Su vino es veneno de víboras,
    ponzoña mortal de serpientes.

34 «¿No he tenido esto en reserva
    y lo he sellado en mis archivos?
35 Mía es la venganza; yo pagaré.
    A su debido tiempo, su pie resbalará.
Se apresura su desastre,
    y el día del juicio se avecina».

36 El Señor defenderá a su pueblo
    cuando lo vea sin fuerzas;
tendrá compasión de sus siervos
    cuando ya no queden ni esclavos ni libres.
37 Y les dirá: «¿Dónde están ahora sus dioses,
    la roca en la cual se refugiaron?
38 ¿Dónde están los dioses que comieron la gordura de sus sacrificios
    y bebieron el vino de sus ofrendas líquidas?
¡Que se levanten a ayudarles!
    ¡Que les den abrigo!

39 »¡Vean ahora que yo soy único!
    No hay otro dios fuera de mí.
Yo doy la muerte y devuelvo la vida,
    causo heridas y doy sanidad.
    Nadie puede librarse de mi mano.
40 Alzo la mano al cielo y solemnemente juro:
    Tan cierto como que vivo para siempre,
41 cuando afile mi espada reluciente
    y en el día del juicio la tome en mis manos,
me vengaré de mis adversarios;
    ¡les daré su merecido a los que me odian!
42 Mis flechas se embriagarán de sangre
    y mi espada se hartará de carne:
sangre de heridos y de cautivos,
    cabezas de líderes enemigos».

43 Alégrense, naciones, con el pueblo de Dios;[d]
    él vengará la sangre de sus siervos.
¡Sí! Dios se vengará de sus enemigos,
    y perdonará a su tierra y a su pueblo.

44 Acompañado de Josué,[e] hijo de Nun, Moisés fue y recitó ante el pueblo todas las palabras de este cántico. 45 Cuando terminó, dijo a todos los israelitas: 46 «Guarden en su corazón todo lo que les he declarado solemnemente este día, y digan a sus hijos que obedezcan fielmente todas las palabras de esta ley. 47 Porque no son palabras vanas para ustedes, sino que de ellas depende su vida; por ellas vivirán mucho tiempo en la tierra que van a poseer al otro lado del Jordán».

Anuncio de la muerte de Moisés

48 Ese mismo día el Señor dijo a Moisés: 49 «Sube a las montañas de Abarín y contempla desde allí el monte Nebo, en el territorio de Moab, frente a Jericó, y el territorio de Canaán, el cual voy a dar en posesión a los israelitas. 50 En el monte al que vas a subir morirás y te reunirás con los tuyos, así como tu hermano Aarón murió y se reunió con sus antepasados en el monte Hor. 51 Esto será así porque, a la vista de todos los israelitas, ustedes dos me fueron infieles en las aguas de Meribá Cades; en el desierto de Zin no honraron mi santidad. 52 Por eso no entrarás en el territorio que voy a darle al pueblo de Israel; solamente podrás verlo de lejos».

Moisés bendice a las tribus

33 Antes de su muerte, Moisés, hombre de Dios, bendijo a los israelitas. Les dijo:

«Vino el Señor desde el Sinaí,
    vino sobre su pueblo, como aurora, desde Seír;
    resplandeció desde el monte Parán.
Llegó con millares de santos
    desde el sur, desde las laderas de sus montañas.
Él es quien ama a su pueblo;
    todos los santos están en su mano.
A sus pies ellos se postran
    y de él reciben instrucción.
Es la ley que nos dio Moisés,
    la herencia de la asamblea de Jacob.
Él era rey sobre Jesurún[f]
    cuando los líderes del pueblo se reunieron,
    junto con las tribus de Israel.

»Que Rubén viva y que no muera;
    ¡sean innumerables sus hombres!».

Y esto dijo acerca de Judá:

«Oye, Señor, el clamor de Judá;
    hazlo volver a su pueblo.
Judá defiende su causa con sus propias fuerzas.
    ¡Ayúdalo contra sus enemigos!».

Acerca de Leví dijo:

«El urim y el tumim pertenecen
    a tu fiel servidor.
Lo pusiste a prueba en Masá;
    en las aguas de Meribá contendiste con él.
Dijo de su padre y de su madre:
    “No los tomo en cuenta”.
No reconoció a sus hermanos
    y hasta desconoció a sus hijos,
pero tuvo en cuenta tu palabra
    y obedeció tu pacto.
10 Enseñó tus ordenanzas a Jacob
    y tu ley a Israel.
Presentó ante ti, sobre tu altar,
    el incienso y las ofrendas del todo quemadas.
11 Bendice, Señor, sus logros
    y acepta la obra de sus manos.
Destruye el poder de sus adversarios;
    ¡que nunca más se levanten sus enemigos!».

12 Acerca de Benjamín dijo:

«Que el amado del Señor repose seguro en él,
    porque lo protege todo el día
    y descansa tranquilo entre sus hombros».

13 Acerca de José dijo:

«El Señor bendiga su tierra
    con el rocío precioso del cielo
    y con las aguas que brotan de la tierra;
14 con los mejores frutos del sol
    y los mejores productos de la luna;
15 con lo más selecto de las antiguas montañas
    y la fertilidad de las colinas eternas;
16 con lo mejor de lo que llena la tierra
    y el favor del que mora en la zarza ardiente.
Repose todo esto sobre la cabeza de José,
    sobre la frente del elegido entre sus hermanos.
17 José es majestuoso como primogénito de toro;
    ¡poderoso como un toro salvaje!
Con sus cuernos atacará a las naciones,
    hasta arrinconarlas en los confines del mundo.
¡Tales son las decenas de millares de Efraín,
    los millares de Manasés!».

18 Acerca de Zabulón dijo:

«Tú, Zabulón, eres feliz emprendiendo viajes,
    y tú, Isacar, quedándote en tu campamento.
19 Invitarán a los pueblos a subir a la montaña,
    para ofrecer allí sacrificios de justicia.
Disfrutarán de la abundancia del mar
    y de los tesoros escondidos en la arena».

20 Acerca de Gad dijo:

«¡Bendito el que ensanche los dominios de Gad!
    Ahí habita Gad como león,
    desgarrando brazos y cabezas.
21 Escogió la mejor tierra para sí;
    se guardó la porción del líder.
Cuando los jefes del pueblo se reunieron,
    cumplió la justa voluntad del Señor,
    las leyes que había dado a Israel».

22 Acerca de Dan dijo:

«Dan es un cachorro de león,
    que salta desde Basán».

23 Acerca de Neftalí dijo:

«Neftalí rebosa del favor del Señor
    y está lleno de sus bendiciones;
    sus dominios se extienden desde el lago hasta el sur».

24 Acerca de Aser dijo:

«Aser es el más bendito de los hijos;
    que sea el favorito de sus hermanos
    y se empape en aceite los pies.
25 Tus cerrojos serán de hierro y bronce;
    ¡que dure tu fuerza tanto como tus días!

26 »No hay nadie como el Dios de Jesurún,
    que para ayudarte cabalga en los cielos,
    entre las nubes, con toda su majestad.
27 El Dios eterno es tu refugio;
    por siempre te sostiene entre sus brazos.
Expulsará de tu presencia a tus enemigos
    y te ordenará que los destruyas.
28 ¡Vive seguro, Israel!
    ¡Habita sin enemigos, fuente de Jacob!
Tu tierra está llena de trigo y de vino nuevo;
    tus cielos destilan rocío.
29 ¡Dichoso eres Israel!
    ¿Quién como tú,
    pueblo rescatado por el Señor?
Él es tu escudo y tu ayuda;
    él es tu espada victoriosa.
Tus enemigos se doblegarán ante ti;
    sus espaldas te servirán de tapete».[g]

Footnotes

  1. 30:3 restaurará tu fortuna. Alt. te hará volver del destierro.
  2. 32:15 En hebreo, Jesurún significa el justo, es decir, Israel.
  3. 32:22 dominios de la muerte. Lit. Seol.
  4. 32:43 Alégrense, … de Dios. Alt. Hagan regocijar al pueblo de Dios, naciones.
  5. 32:44 Lit. Oseas, que es una variante del nombre Josué.
  6. 33:5 En hebreo, Jesurún significa el justo, es decir, Israel; también en v. 26.
  7. 33:29 sus … tapete. Alt. hollarás sus altares paganos.

Pacto de Jehová con Israel en Moab

29 Estas son las palabras del pacto que Jehová mandó a Moisés que celebrase con los hijos de Israel en la tierra de Moab, además del pacto que concertó con ellos en Horeb.

Moisés, pues, llamó a todo Israel, y les dijo: Vosotros habéis visto todo lo que Jehová ha hecho delante de vuestros ojos en la tierra de Egipto a Faraón y a todos sus siervos, y a toda su tierra, las grandes pruebas que vieron vuestros ojos, las señales y las grandes maravillas. Pero hasta hoy Jehová no os ha dado corazón para entender, ni ojos para ver, ni oídos para oír. Y yo os he traído cuarenta años en el desierto; vuestros vestidos no se han envejecido sobre vosotros, ni vuestro calzado se ha envejecido sobre vuestro pie. No habéis comido pan, ni bebisteis vino ni sidra; para que supierais que yo soy Jehová vuestro Dios. Y llegasteis a este lugar, y salieron Sehón rey de Hesbón(A) y Og rey de Basán(B) delante de nosotros para pelear, y los derrotamos; y tomamos su tierra, y la dimos por heredad a Rubén y a Gad y a la media tribu de Manasés.(C) Guardaréis, pues, las palabras de este pacto, y las pondréis por obra, para que prosperéis en todo lo que hiciereis.

10 Vosotros todos estáis hoy en presencia de Jehová vuestro Dios; los cabezas de vuestras tribus, vuestros ancianos y vuestros oficiales, todos los varones de Israel; 11 vuestros niños, vuestras mujeres, y tus extranjeros que habitan en medio de tu campamento, desde el que corta tu leña hasta el que saca tu agua; 12 para que entres en el pacto de Jehová tu Dios, y en su juramento, que Jehová tu Dios concierta hoy contigo, 13 para confirmarte hoy como su pueblo, y para que él te sea a ti por Dios, de la manera que él te ha dicho, y como lo juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob. 14 Y no solamente con vosotros hago yo este pacto y este juramento, 15 sino con los que están aquí presentes hoy con nosotros delante de Jehová nuestro Dios, y con los que no están aquí hoy con nosotros.

16 Porque vosotros sabéis cómo habitamos en la tierra de Egipto, y cómo hemos pasado por en medio de las naciones por las cuales habéis pasado; 17 y habéis visto sus abominaciones y sus ídolos de madera y piedra, de plata y oro, que tienen consigo. 18 No sea que haya entre vosotros varón o mujer, o familia o tribu, cuyo corazón se aparte hoy de Jehová nuestro Dios, para ir a servir a los dioses de esas naciones; no sea que haya en medio de vosotros raíz que produzca hiel y ajenjo,(D) 19 y suceda que al oír las palabras de esta maldición, él se bendiga en su corazón, diciendo: Tendré paz, aunque ande en la dureza de mi corazón, a fin de que con la embriaguez quite la sed. 20 No querrá Jehová perdonarlo, sino que entonces humeará la ira de Jehová y su celo sobre el tal hombre, y se asentará sobre él toda maldición escrita en este libro, y Jehová borrará su nombre de debajo del cielo; 21 y lo apartará Jehová de todas las tribus de Israel para mal, conforme a todas las maldiciones del pacto escrito en este libro de la ley. 22 Y dirán las generaciones venideras, vuestros hijos que se levanten después de vosotros, y el extranjero que vendrá de lejanas tierras, cuando vieren las plagas de aquella tierra, y sus enfermedades de que Jehová la habrá hecho enfermar 23 (azufre y sal, abrasada toda su tierra; no será sembrada, ni producirá, ni crecerá en ella hierba alguna, como sucedió en la destrucción de Sodoma y de Gomorra,(E) de Adma y de Zeboim, las cuales Jehová destruyó en su furor y en su ira); 24 más aún, todas las naciones dirán: ¿Por qué hizo esto Jehová a esta tierra? ¿Qué significa el ardor de esta gran ira? 25 Y responderán: Por cuanto dejaron el pacto de Jehová el Dios de sus padres, que él concertó con ellos cuando los sacó de la tierra de Egipto, 26 y fueron y sirvieron a dioses ajenos, y se inclinaron a ellos, dioses que no conocían, y que ninguna cosa les habían dado. 27 Por tanto, se encendió la ira de Jehová contra esta tierra, para traer sobre ella todas las maldiciones escritas en este libro; 28 y Jehová los desarraigó de su tierra con ira, con furor y con grande indignación, y los arrojó a otra tierra, como hoy se ve.

29 Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley.

Condiciones para la restauración y la bendición

30 Sucederá que cuando hubieren venido sobre ti todas estas cosas, la bendición y la maldición que he puesto delante de ti, y te arrepintieres en medio de todas las naciones adonde te hubiere arrojado Jehová tu Dios, y te convirtieres a Jehová tu Dios, y obedecieres a su voz conforme a todo lo que yo te mando hoy, tú y tus hijos, con todo tu corazón y con toda tu alma, entonces Jehová hará volver a tus cautivos, y tendrá misericordia de ti, y volverá a recogerte de entre todos los pueblos adonde te hubiere esparcido Jehová tu Dios. Aun cuando tus desterrados estuvieren en las partes más lejanas que hay debajo del cielo, de allí te recogerá Jehová tu Dios, y de allá te tomará; y te hará volver Jehová tu Dios a la tierra que heredaron tus padres, y será tuya; y te hará bien, y te multiplicará más que a tus padres. Y circuncidará Jehová tu Dios tu corazón, y el corazón de tu descendencia, para que ames a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas. Y pondrá Jehová tu Dios todas estas maldiciones sobre tus enemigos, y sobre tus aborrecedores que te persiguieron. Y tú volverás, y oirás la voz de Jehová, y pondrás por obra todos sus mandamientos que yo te ordeno hoy. Y te hará Jehová tu Dios abundar en toda obra de tus manos, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia, y en el fruto de tu tierra, para bien; porque Jehová volverá a gozarse sobre ti para bien, de la manera que se gozó sobre tus padres, 10 cuando obedecieres a la voz de Jehová tu Dios, para guardar sus mandamientos y sus estatutos escritos en este libro de la ley; cuando te convirtieres a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma.

11 Porque este mandamiento que yo te ordeno hoy no es demasiado difícil para ti, ni está lejos. 12 No está en el cielo, para que digas: ¿Quién subirá por nosotros al cielo, y nos lo traerá y nos lo hará oír para que lo cumplamos? 13 Ni está al otro lado del mar, para que digas: ¿Quién pasará por nosotros el mar, para que nos lo traiga y nos lo haga oír, a fin de que lo cumplamos? 14 Porque muy cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas.(F)

15 Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal; 16 porque yo te mando hoy que ames a Jehová tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y seas multiplicado, y Jehová tu Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella. 17 Mas si tu corazón se apartare y no oyeres, y te dejares extraviar, y te inclinares a dioses ajenos y les sirvieres, 18 yo os protesto hoy que de cierto pereceréis; no prolongaréis vuestros días sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para entrar en posesión de ella. 19 A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia; 20 amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus días; a fin de que habites sobre la tierra que juró Jehová a tus padres, Abraham,(G) Isaac(H) y Jacob,(I) que les había de dar.

Josué es instalado como sucesor de Moisés

31 Fue Moisés y habló estas palabras a todo Israel, y les dijo: Este día soy de edad de ciento veinte años; no puedo más salir ni entrar; además de esto Jehová me ha dicho: No pasarás este Jordán.(J) Jehová tu Dios, él pasa delante de ti; él destruirá a estas naciones delante de ti, y las heredarás; Josué será el que pasará delante de ti, como Jehová ha dicho. Y hará Jehová con ellos como hizo con Sehón y con Og, reyes de los amorreos, y con su tierra, a quienes destruyó.(K) Y los entregará Jehová delante de vosotros, y haréis con ellos conforme a todo lo que os he mandado. Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de ellos, porque Jehová tu Dios es el que va contigo; no te dejará, ni te desamparará.

Y llamó Moisés a Josué, y le dijo en presencia de todo Israel: Esfuérzate y anímate; porque tú entrarás con este pueblo a la tierra que juró Jehová a sus padres que les daría, y tú se la harás heredar. Y Jehová va delante de ti; él estará contigo, no te dejará, ni te desamparará;(L) no temas ni te intimides.

Y escribió Moisés esta ley, y la dio a los sacerdotes hijos de Leví, que llevaban el arca del pacto de Jehová, y a todos los ancianos de Israel. 10 Y les mandó Moisés, diciendo: Al fin de cada siete años,(M) en el año de la remisión, en la fiesta de los tabernáculos,(N) 11 cuando viniere todo Israel a presentarse delante de Jehová tu Dios en el lugar que él escogiere, leerás esta ley delante de todo Israel a oídos de ellos. 12 Harás congregar al pueblo, varones y mujeres y niños, y tus extranjeros que estuvieren en tus ciudades, para que oigan y aprendan, y teman a Jehová vuestro Dios, y cuiden de cumplir todas las palabras de esta ley; 13 y los hijos de ellos que no supieron, oigan, y aprendan a temer a Jehová vuestro Dios todos los días que viviereis sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para tomar posesión de ella.

14 Y Jehová dijo a Moisés: He aquí se ha acercado el día de tu muerte; llama a Josué, y esperad en el tabernáculo de reunión para que yo le dé el cargo. Fueron, pues, Moisés y Josué, y esperaron en el tabernáculo de reunión. 15 Y se apareció Jehová en el tabernáculo, en la columna de nube; y la columna de nube se puso sobre la puerta del tabernáculo.

16 Y Jehová dijo a Moisés: He aquí, tú vas a dormir con tus padres, y este pueblo se levantará y fornicará tras los dioses ajenos de la tierra adonde va para estar en medio de ella; y me dejará, e invalidará mi pacto que he concertado con él; 17 y se encenderá mi furor contra él en aquel día; y los abandonaré, y esconderé de ellos mi rostro, y serán consumidos; y vendrán sobre ellos muchos males y angustias, y dirán en aquel día: ¿No me han venido estos males porque no está mi Dios en medio de mí? 18 Pero ciertamente yo esconderé mi rostro en aquel día, por todo el mal que ellos habrán hecho, por haberse vuelto a dioses ajenos. 19 Ahora pues, escribíos este cántico, y enséñalo a los hijos de Israel; ponlo en boca de ellos, para que este cántico me sea por testigo contra los hijos de Israel. 20 Porque yo les introduciré en la tierra que juré a sus padres, la cual fluye leche y miel; y comerán y se saciarán, y engordarán; y se volverán a dioses ajenos y les servirán, y me enojarán, e invalidarán mi pacto. 21 Y cuando les vinieren muchos males y angustias, entonces este cántico responderá en su cara como testigo, pues será recordado por la boca de sus descendientes; porque yo conozco lo que se proponen de antemano, antes que los introduzca en la tierra que juré darles. 22 Y Moisés escribió este cántico aquel día, y lo enseñó a los hijos de Israel.

23 Y dio orden a Josué(O) hijo de Nun, y dijo: Esfuérzate y anímate,(P) pues tú introducirás a los hijos de Israel en la tierra que les juré, y yo estaré contigo.

Orden de guardar la ley junto al arca

24 Y cuando acabó Moisés de escribir las palabras de esta ley en un libro hasta concluirse, 25 dio órdenes Moisés a los levitas que llevaban el arca del pacto de Jehová, diciendo: 26 Tomad este libro de la ley, y ponedlo al lado del arca del pacto de Jehová vuestro Dios, y esté allí por testigo contra ti. 27 Porque yo conozco tu rebelión, y tu dura cerviz; he aquí que aun viviendo yo con vosotros hoy, sois rebeldes a Jehová; ¿cuánto más después que yo haya muerto? 28 Congregad a mí todos los ancianos de vuestras tribus, y a vuestros oficiales, y hablaré en sus oídos estas palabras, y llamaré por testigos contra ellos a los cielos y a la tierra. 29 Porque yo sé que después de mi muerte, ciertamente os corromperéis y os apartaréis del camino que os he mandado; y que os ha de venir mal en los postreros días, por haber hecho mal ante los ojos de Jehová, enojándole con la obra de vuestras manos.

Cántico de Moisés

30 Entonces habló Moisés a oídos de toda la congregación de Israel las palabras de este cántico hasta acabarlo.

32 Escuchad, cielos, y hablaré;

Y oiga la tierra los dichos de mi boca.

Goteará como la lluvia mi enseñanza;

Destilará como el rocío mi razonamiento;

Como la llovizna sobre la grama,

Y como las gotas sobre la hierba;

Porque el nombre de Jehová proclamaré.

Engrandeced a nuestro Dios.

Él es la Roca, cuya obra es perfecta,

Porque todos sus caminos son rectitud;

Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad en él;

Es justo y recto.

La corrupción no es suya; de sus hijos es la mancha,

Generación torcida y perversa.

¿Así pagáis a Jehová,

Pueblo loco e ignorante?

¿No es él tu padre que te creó?

Él te hizo y te estableció.

Acuérdate de los tiempos antiguos,

Considera los años de muchas generaciones;

Pregunta a tu padre, y él te declarará;

A tus ancianos, y ellos te dirán.

Cuando el Altísimo hizo heredar a las naciones,

Cuando hizo dividir a los hijos de los hombres,

Estableció los límites de los pueblos

Según el número de los hijos de Israel.

Porque la porción de Jehová es su pueblo;

Jacob la heredad que le tocó.

10 Le halló en tierra de desierto,

Y en yermo de horrible soledad;

Lo trajo alrededor, lo instruyó,

Lo guardó como a la niña de su ojo.

11 Como el águila que excita su nidada,

Revolotea sobre sus pollos,

Extiende sus alas, los toma,

Los lleva sobre sus plumas,

12 Jehová solo le guio,

Y con él no hubo dios extraño.

13 Lo hizo subir sobre las alturas de la tierra,

Y comió los frutos del campo,

E hizo que chupase miel de la peña,

Y aceite del duro pedernal;

14 Mantequilla de vacas y leche de ovejas,

Con grosura de corderos,

Y carneros de Basán; también machos cabríos,

Con lo mejor del trigo;

Y de la sangre de la uva bebiste vino.

15 Pero engordó Jesurún, y tiró coces

(Engordaste, te cubriste de grasa);

Entonces abandonó al Dios que lo hizo,

Y menospreció la Roca de su salvación.

16 Le despertaron a celos con los dioses ajenos;

Lo provocaron a ira con abominaciones.

17 Sacrificaron a los demonios, y no a Dios;(Q)

A dioses que no habían conocido,

A nuevos dioses venidos de cerca,

Que no habían temido vuestros padres.

18 De la Roca que te creó te olvidaste;

Te has olvidado de Dios tu creador.

19 Y lo vio Jehová, y se encendió en ira

Por el menosprecio de sus hijos y de sus hijas.

20 Y dijo: Esconderé de ellos mi rostro,

Veré cuál será su fin;

Porque son una generación perversa,

Hijos infieles.

21 Ellos me movieron a celos(R) con lo que no es Dios;

Me provocaron a ira con sus ídolos;

Yo también los moveré a celos con un pueblo que no es pueblo,

Los provocaré a ira con una nación insensata.(S)

22 Porque fuego se ha encendido en mi ira,

Y arderá hasta las profundidades del Seol;

Devorará la tierra y sus frutos,

Y abrasará los fundamentos de los montes.

23 Yo amontonaré males sobre ellos;

Emplearé en ellos mis saetas.

24 Consumidos serán de hambre, y devorados de fiebre ardiente

Y de peste amarga;

Diente de fieras enviaré también sobre ellos,

Con veneno de serpientes de la tierra.

25 Por fuera desolará la espada,

Y dentro de las cámaras el espanto;

Así al joven como a la doncella,

Al niño de pecho como al hombre cano.

26 Yo había dicho que los esparciría lejos,

Que haría cesar de entre los hombres la memoria de ellos,

27 De no haber temido la provocación del enemigo,

No sea que se envanezcan sus adversarios,

No sea que digan: Nuestra mano poderosa

Ha hecho todo esto, y no Jehová.

28 Porque son nación privada de consejos,

Y no hay en ellos entendimiento.

29 ¡Ojalá fueran sabios, que comprendieran esto,

Y se dieran cuenta del fin que les espera!

30 ¿Cómo podría perseguir uno a mil,

Y dos hacer huir a diez mil,

Si su Roca no los hubiese vendido,

Y Jehová no los hubiera entregado?

31 Porque la roca de ellos no es como nuestra Roca,

Y aun nuestros enemigos son de ello jueces.

32 Porque de la vid de Sodoma es la vid de ellos,

Y de los campos de Gomorra;

Las uvas de ellos son uvas ponzoñosas,

Racimos muy amargos tienen.

33 Veneno de serpientes es su vino,

Y ponzoña cruel de áspides.

34 ¿No tengo yo esto guardado conmigo,

Sellado en mis tesoros?

35 Mía es la venganza(T) y la retribución;

A su tiempo su pie resbalará,

Porque el día de su aflicción está cercano,

Y lo que les está preparado se apresura.

36 Porque Jehová juzgará a su pueblo,

Y por amor de sus siervos se arrepentirá,

Cuando viere que la fuerza pereció,

Y que no queda ni siervo ni libre.

37 Y dirá: ¿Dónde están sus dioses,

La roca en que se refugiaban;

38 Que comían la grosura de sus sacrificios,

Y bebían el vino de sus libaciones?

Levántense, que os ayuden

Y os defiendan.

39 Ved ahora que yo, yo soy,

Y no hay dioses conmigo;

Yo hago morir, y yo hago vivir;

Yo hiero, y yo sano;

Y no hay quien pueda librar de mi mano.

40 Porque yo alzaré a los cielos mi mano,

Y diré: Vivo yo para siempre,

41 Si afilare mi reluciente espada,

Y echare mano del juicio,

Yo tomaré venganza de mis enemigos,

Y daré la retribución a los que me aborrecen.

42 Embriagaré de sangre mis saetas,

Y mi espada devorará carne;

En la sangre de los muertos y de los cautivos,

En las cabezas de larga cabellera del enemigo.

43 Alabad, naciones, a su pueblo,(U)

Porque él vengará la sangre de sus siervos,(V)

Y tomará venganza de sus enemigos,

Y hará expiación por la tierra de su pueblo.

44 Vino Moisés y recitó todas las palabras de este cántico a oídos del pueblo, él y Josué hijo de Nun. 45 Y acabó Moisés de recitar todas estas palabras a todo Israel; 46 y les dijo: Aplicad vuestro corazón a todas las palabras que yo os testifico hoy, para que las mandéis a vuestros hijos, a fin de que cuiden de cumplir todas las palabras de esta ley. 47 Porque no os es cosa vana; es vuestra vida, y por medio de esta ley haréis prolongar vuestros días sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para tomar posesión de ella.

Se le permite a Moisés contemplar la tierra de Canaán

48 Y habló Jehová a Moisés aquel mismo día, diciendo: 49 Sube a este monte de Abarim, al monte Nebo, situado en la tierra de Moab que está frente a Jericó, y mira la tierra de Canaán, que yo doy por heredad a los hijos de Israel; 50 y muere en el monte al cual subes, y sé unido a tu pueblo, así como murió Aarón tu hermano en el monte Hor, y fue unido a su pueblo; 51 por cuanto pecasteis contra mí en medio de los hijos de Israel en las aguas de Meriba de Cades, en el desierto de Zin; porque no me santificasteis en medio de los hijos de Israel. 52 Verás, por tanto, delante de ti la tierra; mas no entrarás allá, a la tierra que doy a los hijos de Israel.(W)

Moisés bendice a las doce tribus de Israel

33 Esta es la bendición con la cual bendijo Moisés varón de Dios a los hijos de Israel, antes que muriese. Dijo:

Jehová vino de Sinaí,

Y de Seir les esclareció;

Resplandeció desde el monte de Parán,

Y vino de entre diez millares de santos,

Con la ley de fuego a su mano derecha.

Aun amó a su pueblo;

Todos los consagrados a él estaban en su mano;

Por tanto, ellos siguieron en tus pasos,

Recibiendo dirección de ti,

Cuando Moisés nos ordenó una ley,

Como heredad a la congregación de Jacob.

Y fue rey en Jesurún,

Cuando se congregaron los jefes del pueblo

Con las tribus de Israel.

Viva Rubén, y no muera;

Y no sean pocos sus varones.

Y esta bendición profirió para Judá. Dijo así:

Oye, oh Jehová, la voz de Judá,

Y llévalo a su pueblo;

Sus manos le basten,

Y tú seas su ayuda contra sus enemigos.

A Leví dijo:

Tu Tumim y tu Urim(X) sean para tu varón piadoso,

A quien probaste en Masah,(Y)

Con quien contendiste en las aguas de Meriba,(Z)

Quien dijo de su padre y de su madre: Nunca los he visto;

Y no reconoció a sus hermanos,

Ni a sus hijos conoció;

Pues ellos guardaron tus palabras,

Y cumplieron tu pacto.

10 Ellos enseñarán tus juicios a Jacob,

Y tu ley a Israel;

Pondrán el incienso delante de ti,

Y el holocausto sobre tu altar.

11 Bendice, oh Jehová, lo que hicieren,

Y recibe con agrado la obra de sus manos;

Hiere los lomos de sus enemigos,

Y de los que lo aborrecieren, para que nunca se levanten.

12 A Benjamín dijo:

El amado de Jehová habitará confiado cerca de él;

Lo cubrirá siempre,

Y entre sus hombros morará.

13 A José dijo:

Bendita de Jehová sea tu tierra,

Con lo mejor de los cielos, con el rocío,

Y con el abismo que está abajo.

14 Con los más escogidos frutos del sol,

Con el rico producto de la luna,

15 Con el fruto más fino de los montes antiguos,

Con la abundancia de los collados eternos,

16 Y con las mejores dádivas de la tierra y su plenitud;

Y la gracia del que habitó en la zarza

Venga sobre la cabeza de José,

Y sobre la frente de aquel que es príncipe entre sus hermanos.

17 Como el primogénito de su toro es su gloria,

Y sus astas como astas de búfalo;

Con ellas acorneará a los pueblos juntos hasta los fines de la tierra;

Ellos son los diez millares de Efraín,

Y ellos son los millares de Manasés.

18 A Zabulón dijo:

Alégrate, Zabulón, cuando salieres;

Y tú, Isacar, en tus tiendas.

19 Llamarán a los pueblos a su monte;

Allí sacrificarán sacrificios de justicia,

Por lo cual chuparán la abundancia de los mares,

Y los tesoros escondidos de la arena.

20 A Gad dijo:

Bendito el que hizo ensanchar a Gad;

Como león reposa,

Y arrebata brazo y testa.

21 Escoge lo mejor de la tierra para sí,

Porque allí le fue reservada la porción del legislador.

Y vino en la delantera del pueblo;

Con Israel ejecutó los mandatos y los justos decretos de Jehová.

22 A Dan dijo:

Dan es cachorro de león

Que salta desde Basán.

23 A Neftalí dijo:

Neftalí, saciado de favores,

Y lleno de la bendición de Jehová,

Posee el occidente y el sur.

24 A Aser dijo:

Bendito sobre los hijos sea Aser;

Sea el amado de sus hermanos,

Y moje en aceite su pie.

25 Hierro y bronce serán tus cerrojos,

Y como tus días serán tus fuerzas.

26 No hay como el Dios de Jesurún,

Quien cabalga sobre los cielos para tu ayuda,

Y sobre las nubes con su grandeza.

27 El eterno Dios es tu refugio,

Y acá abajo los brazos eternos;

Él echó de delante de ti al enemigo,

Y dijo: Destruye.

28 E Israel habitará confiado, la fuente de Jacob habitará sola

En tierra de grano y de vino;

También sus cielos destilarán rocío.

29 Bienaventurado tú, oh Israel.

¿Quién como tú,

Pueblo salvo por Jehová,

Escudo de tu socorro,

Y espada de tu triunfo?

Así que tus enemigos serán humillados,

Y tú hollarás sobre sus alturas.