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El deber de trabajar

Pero os ordenamos, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que os apartéis de todo hermano que ande desordenadamente y no según la enseñanza que recibisteis de nosotros. Vosotros mismos sabéis de qué manera debéis imitarnos, pues nosotros no anduvimos desordenadamente entre vosotros ni comimos de balde el pan de nadie. Al contrario, trabajamos con afán y fatiga día y noche, para no ser gravosos a ninguno de vosotros; no porque no tuviéramos derecho, sino por daros nosotros mismos un ejemplo que podéis imitar. 10 Y cuando estábamos con vosotros os ordenábamos esto: que si alguno no quiere trabajar, tampoco coma. 11 Ahora oímos que algunos de entre vosotros andan desordenadamente, no trabajando en nada, sino entrometiéndose en lo ajeno. 12 A los tales mandamos y exhortamos por nuestro Señor Jesucristo que, trabajando sosegadamente, coman su propio pan.

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