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24 Entonces pasaron para ofrecer sacrificios y holocaustos.

Ahora bien, Jehú había apostado una guardia de ochenta soldados a la entrada, con esta advertencia: «Vosotros me respondéis por estos hombres. El que deje escapar a uno solo de ellos, lo pagará con su vida». 25 Así que tan pronto como terminó de ofrecer el holocausto, Jehú ordenó a los guardias y oficiales: «¡Entrad y matadlos! ¡Que no escape nadie!» Y los mataron a filo de espada y los echaron fuera. Luego los guardias y los oficiales entraron en el santuario[a] del templo de Baal, 26 sacaron la piedra sagrada que estaba allí, y la quemaron.

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Footnotes

  1. 10:25 el santuario. Lit. la ciudad.