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Ahora, dime si tienes algo a la mano para comer. Dame unos cinco panes, o lo que tengas.»

El sacerdote le respondió:

«No tengo a la mano pan común; sólo tengo pan consagrado. Te lo puedo dar, si es que tus hombres no han tenido relaciones sexuales con ninguna mujer.»

Y David le respondió:

«No te preocupes por eso, pues desde hace tres días hemos estado alejados de ellas. Aunque esta misión no es muy importante, cuando yo salí mis hombres ya se habían purificado.»

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